---:::---   Actualizado: 15-07-2008   ---:::---

(Los enlaces a lo largo de esta página, al igual que en las otras, te llevarán a otras informaciones relacionadas)

UNA APROXIMACIÓN A LA REPRESIÓN NACIONALISTA EN JIMÉNEZ DE JAMUZ

RELACIÓN DE LAS PERSONAS
QUE FUERON ASESINADAS
EN EL OTOÑO DE 1.936

1. MIGUEL MATEOS CELA
2. RAFAEL MATEOS MARTÍNEZ
3. FRANCISCO DE BLAS FERNÁNDEZ
4. SALVADOR DE BLAS PEÑÍN
5. RAFAEL MATEOS CELA
6. FRANCISCO MARTÍNEZ VIVAS
7. DOMITILO GONZÁLEZ LOBATO
8. FRANCISCO BOLAÑOS ALONSO
9. AGUSTÍN FERNÁNDEZ GARCÍA
10. JOSÉ EXTRAVIS VIDAL
11. JUAN SANJUÁN SANJUÁN
12. ÁNGEL VIDAL PASTOR
13. SIMÓN BOLAÑOS GONZÁLEZ
14. CRESTENCIO GONZÁLEZ PÉREZ
15. PRIMITIVO POSADA RÍOS
16. PEDRO PASTOR BLANCO
17.
PABLO MARTÍNEZ FERRERO

ANTECEDENTES.-


Cerámica vidriada y decorada de los alfareros de Jiménez en el Palacio Episcopal de Astorga, obra de Gaudí.Jiménez de Jamuz, mi pueblo, constituye junto con las localidades de  Santa Elena de Jamuz  y Villanueva de Jamuz  el Municipio de Santa Elena de Jamuz. El pueblo, situado al sur de la provincia de León y cercano al límite con Zamora, se halla a unos 50 Km de la capital y a poco menos de 5 de la villa de La Bañeza. Esta cercanía a la cabecera de comarca condicionó siempre, y aún hoy condiciona, la vida y los quehaceres de las gentes del pueblo, y así, a las familias cuyo medio de vida fue mayoritaria y tradicionalmente la agricultura (de secano y casi de subsistencia especialmente en el primer tercio del pasado siglo) y a aquellas ocupadas en la también aquí tradicional y artesanal labor de la alfarería (de siempre fue el pueblo, y sigue siéndolo, el principal enclave alfarero, sino el único, de la provincia) hubo siempre que sumar las que obtenían sus "jornales" de las incipientes y escasas industrias y talleres de la vecina villa, bien que las más de las veces se combinaba este encuadramiento laboral con alguno de los otros dos o con ambos, ya que, sobretodo en la época que nos atañe, para los más, toda ocupación era poca para con unas y otras malvivir.

    Siendo, por otra parte, el pueblo de Jiménez el más grande y poblado de los tres del municipio, como vemos por las Actas de su Ayuntamiento, algunas de las cuales el amigo Porfirio Gordón se ocupó de recopilar en el verano del año 2003, mostrando la correspondiente a la SESIÓN EXTRAORDINARIA DE 15 DE MARZO DE 1931 que, siendo Alcalde Miguel Peñín Ramos, son  2.431 los habitantes del Municipio, y le corresponden 10 Concejales (con la pérdida de población del Municipio, hemos perdido uno), 5 por cada uno de los dos Distritos (Villanueva/Santa Elena, y Jiménez de Jamuz), hubo siempre en el mismo un perceptible y acentuado sentimiento de "obrerismo", de pertenencia a la clase trabajadora, con todo lo que ello implica y representa. Todavía en los años sesenta, después de tanto tiempo de feroz y sangrienta dictadura con su extenso tributo de martirio y represión en nuestro pueblo, algunas personas, hijas por demás de alguna de las inocentes víctimas, rememoraban  en voz baja, llegadas las fechas del Primero de Mayo, los amaneceres obreros  de su juventud "a jornal" en las Cerámicas bañezanas ,  y cantaban  quedo las canciones de sus luchas de antaño (Levántate obrero / que amanece ya / el Primero de Mayo, / Huelga General. // A pedir las ocho horas / y un mejor jornal. / Hasta no conseguirlo / no hemos de parar.) A ese extendido sentimiento obrero obedece sin duda la amplia radicación en nuestro pueblo del socialismo (hasta hace pocos años era el referente en la provincia en el voto socialista en las diversas elecciones) y la adscripción al mismo de bastantes de los convecinos, siendo esta una situación que, por cierto, aún perdura.

    Por lo que respecta al periodo republicano, sabemos por el Acta del Ayuntamiento de su SESIÓN EXTRAORDINARIA DEIglesia Parroquial de Jiménez de Jamuz. (Excelente dibujo, como todos los de Porfirio) 27 DE MARZO DE 1931 que en la misma se aprobó “Que se hagan desaparecer las placas existentes en cada uno de los pueblos de este Ayuntamiento, y que dicen: “ PLAZA DE PRIMO DE RIVERA – 13 SEPTIEMBRE DE 1923”, por considerar nefasto y perjudicial a los intereses generales y particulares”. Producido el pacífico advenimiento de la Segunda República por la imposición de los mejores resultados republicanos (39.501 Candidatos frente a los 34.238 monárquicos), en las Elecciones Municipales del 12 de abril de 1931, en nuestro Ayuntamiento se nombran   Alcalde-Presidente a  D. Antonino Rubio García, y Tenientes de Alcalde  1º a  D. Miguel Peñín Ramos (por 10 votos), y 2º a:  D Vicente Murciego Fernández ( por 7 votos) en la SESIÓN EXTRAORDINARIA DE 21 DE ABRIL DE 1931, y en la también EXTRAORDINARIA DE 11 DE MAYO DE 1931 se nombran diversas Comisiones.

    Se suceden los Plenos Extraordinarios en el Ayuntamiento, y así en la SESIÓN  EXTRAORDINARIA DE 22 DE MAYO DE 1931 se constituye la nueva  “JUNTA GESTORA”, según Oficio del señor Gobernador, ya que “Se presentan en el Salón de Sesiones Rafael Mateos Cela (Alcalde), Primitivo García Sanjuán (Teniente 1º), Simón Bolaños González (Teniente 2º), y Lucas Pastor Vidal, Portadores de un Oficio del Gobernador Civil para que constituyan la Comisión Gestora hasta que se celebren las Elecciones del día 31 del actual” (Encontramos ya aquí a dos de las futuras víctimas -Rafael y Simón- de la represión que se acometerá cinco años más tarde). Continua el acelerado ritmo de trabajo municipal, disponiéndose en la SESIÓN EXTRAORDINARIA DE 3 DE JUNIO DE 1931 la terminación del Cementerio Nuevo (actual Cementerio Municipal) para proceder a la clausura definitiva del viejo “por higiene  y por humanitarismo”. Parece ser que no estuvo exenta de disputas y roces tal decisión y el traslado de restos del viejo al nuevo Camposanto, como no lo había estado la situación de descuido y abandono en que el entonces clausurado se encontraba.

    Volviendo a la peculiaridad "obrerista" de nuestro pueblo, que entonces se acompañaba también por la de ser uno de los pocos, con Toral de los Guzmanes,   con asentada presencia protestante entre los de la provincia, con Capilla Evangélica desde 1906 y con una nutrida feligresía luterana, sabemos de la existencia en Jiménez de Jamuz durante la República y antes de ella, no solo de unas Juventudes Socialistas numerosas, sino también una Agrupación Socialista ("de los mayores" nos han dicho) abundante en afiliación, y además una Agrupación Infantil ("de los pequeños") a la que pertenecían un extenso grupo de adolescentes chicos y chicas  del pueblo. Tanto la Agrupación como las Juventudes serán pocos años más tarde, desatados el fascismo y la represión, vivero de mártires.

El Niño Republicano, libro escolar de 1932.    En nuestro pueblo, seguramente por carecer aquí las Juventudes Comunistas de bases y afiliación, se continuó siempre usando la denominación de JJ.SS. a pesar de la oficial integración de unas y otras en la Juventud Socialista Unificada desde el 1 de abril de 1936. La Agrupación Socialista, por su parte, ocupaba un local que se utilizaba como Casa del Pueblo y que, alquilado, se encontraba en la actual Plaza Mayor, en la que es hoy vivienda de la familia de José Murciego. La Agrupación Socialista Infantil, numerosa por lo que algunos de quienes pertenecieron a ella nos han contado, realizaba frecuentes actividades formativas y de ocio para sus asociados y asociadas, como excursiones campestres o sesiones de cine en la Casa del Pueblo de los socialistas bañezanos, contando incluso con uniforme del que era la camisa roja la prenda más preciada . En torno a la Casa del Pueblo, las Juventudes y la Agrupación Socialista  proliferaron formas y entidades de la más clásica cultura obrera del momento, como fue la conocida como Sociedad de la Perra Gorda (por la cantidad de sus cuotas), asociación obrera de ayuda mutua que bien pudiera ser La Fraternidad, auspiciada desde el PSOE y la UGT en torno a sus Casas y sedes sindicales, y activada y promovida aquí por Primitivo ("Tivo"), quien sería después asesinado,  y que llegó a contar con un local en La Bañeza  construido en las cercanías del río con las aportaciones de sus asociados, las cuales sirvieron a muchos de ellos y también a algunos y algunas de nuestros convecinos para alcanzar a percibir, pasados los años, pensiones de la más tarde implantada Seguridad Social.  El  otro tradicional sector de ocupación y de medio de vida en el pueblo, el de la alfarería, del que ya hay noticia documentada desde mediados del siglo XVIII, del que hoy restan activos media docena de alfares, y del que en los años treinta debió de haber abundantes artesanos siendo así que a mitad del pasado siglo su censo sobrepasaba el centenar y se encendían algunos días hasta 30 hornos para la cocción de los cacharros, proveía además entonces a nuestro Municipio de la particular problemática de estos vecinos, algunos de los cuales, con ánimo menestral en sus actuaciones políticas y de asociación, se inclinaban más que  al "radicalismo" obrero y socialista hacia formaciones moderadas,  reformistas o meramente republicanas.

    Se había dado también en nuestro pueblo, en las primeras décadas del siglo XX, una notable corriente migratoria hacia países de Hispanoamérica, Argentina y Cuba sobretodo, resultado de la cual fue el asentamiento definitivo en aquellos lugares de algunos de los emigrados, y el retorno de otros unos años después y luego de mayor o menor fortuna en sus periplos, con experiencias, horizontes y posicionamientos que ampliaban aquí los propios del momento y del lugar y que algunos trasladaban a la política municipal. Al menos tres de los unos años más tarde asesinados habían conocido varios periodos emigrantes, en La Habana en un caso, y en Buenos Aires los restantes (así, mi abuelo materno, Domitilo González Lobato, emigrado una primera vez antes de su Servicio Militar y vuelto después del mismo para regresar al cabo a casarse con mi abuela y establecerse como alfarero en el pueblo). De los tres aludidos, dos, mi abuelo y Francisco Martínez Vivas, emigrantes los dos por dos veces en Buenos Aires, militaban en Izquierda Republicana, formación por la que eran concejales desde el 24 de abril de 1936; el tercero Rafael Mateos Martínez, más joven, había sido emigrante en La Habana, y militaba en las Juventudes Socialistas.

       Retornando a las Actas Municipales, vemos como cesa en la SESIÓN EXTRAORDINARIA DE 26 DE JUNIO DE 1931 la anterior Comisión Gestora, y toman posesión los Concejales elegidos el día 31 de mayo, entre ellos Rafael Mateos Cela y Simón Bolaños González. Presentes en el Pleno el Comandante del Puesto de la Benemérita de La Bañeza y dos Números, portadores de la orden del Gobernador, fueron elegidos de entre los 10 concejales Miguel Gordón Sanjuán como Alcalde-Presidente, Antonino Rubio García, Teniente de Alcalde 1º, y Honorio de Blas Álvarez, Teniente de Alcalde 2º. Era Juez de Paz de Santa Elena de Jamuz en julio de 1931 Dionisio Fernández, y las Juntas o Comisiones Gestoras de las Corporaciones Municipales se sucedían, a la espera de las aplazadas Elecciones Municipales, nombradas por los Gobernadores Civiles trasladando proporcionalmente a las mismas las correlaciones y resultados de las sucesivas Elecciones Generales o cambios en la composición del Gobierno .

    Las Elecciones de Diputados a Cortes del 16 de febrero de 1936 fueron en nuestro Municipio más favorables a las candidaturas del Frente Nacional (CEDA, monárquicos, tradicionalistas y agrarios), con 3613 votos (1947 en Jiménez) que a las del Frente Popular (PSOE, Izquierda Republicana y Unión Republicana), con solo 2312 ( en Jiménez 473). Las listas eran abiertas.

   Desconocemos las Actas de los siguientes años, hasta la  EXTRAORDINARIA DE 24 DE ABRIL DE 1936, que recoge el Pleno de esta fecha, como también los avatares municipales del restante periodo reformista y el transcurrir de la época conservadora (Bienio Negro) en que muchas de aquellas tímidas reformas se boicotearon y desnaturalizaron. Nada sabemos de las repercusiones y reflejo en nuestro pueblo de la Revolución de Octubre y de si aquí se reprodujo el extendido hecho de tantos lugares en los que fueron entonces reprimidos por el poder republicano altos porcentajes de gentes que volverían a serlo, desmesurada y mortalmente después, una vez que triunfara la sublevación facciosa. En la sesión de esa fecha y por Orden del Gobernador, toma  la nueva Comisión Gestora posesión de sus cargos: Miguel Mateos Cela como Alcalde, y como concejales: Francisco Martínez Vivas, Francisco Martínez Álvarez, Ángel Vidal PastorDomitilo González Lobato, Victorino Alonso, Francisco de Blas Fernández, Francisco Martínez (?), Isidoro Estravís, y  Baltasar (?)  (?). Seis meses más tarde esta Gestora sería diezmada, pereciendo bajo el terror del ilegítimo Nuevo Estado cinco de sus miembros.

Imagen del Cristo de la Vera Cruz. La Ermita se fundó hacia 1600. La imagen es bastante posterior.    Motivo de desentendimiento  y desencuentro  fueron en nuestro pueblo en este periodo unas parcelas comunales, de uso inadecuado y por cuyo dominio público desde las Gestoras y las Juntas Vecinales se velaba. Quebró también aquí  la paz, a mediados de abril, el conato de incendio de la Ermita de la Vera Cruz, en la ribera del río y a las afueras de la población, y la supuesta profanación del Cristo de tal advocación (atribuidos por algún regalado cronista, al que en su momento dimos cumplida réplica, a "gentes incultas y malévolas"). Pendiente aún de dilucidar e historiar en nuestro pueblo la veracidad de lo acontecido frente a las versiones y autorías adjudicadas, resalta en tal conato, ocurrido en un turbulento tiempo en el que, ante el balance de las urnas del reciente 16 de febrero, las provocaciones y la desestabilización desde los frentes conservadores arreciaban (la estrategia del "cuanto peor, mejor"), el curioso hecho de haberse librado de la quema la figura del Cristo (de gran talla)  a pesar de las minúsculas ventanas y la puerta cerrada de la Ermita. ¿Milagro,...o, como nos sugieren algunos de los contemporáneos, intervención de quién era entonces Párroco?. Esperamos poder un día aclarar el interrogante con datos y testimonios fehacientes. Lo que si podemos hoy afirmar es que en una buena medida la represión ejercida en nuestro pueblo, tanto la que en los meses de septiembre y noviembre se saldó con desapariciones  y asesinatos como la menos cruenta resuelta en abusos, detenciones, arbitrariedades  y multas, pivotó en torno a la cuestión de las parcelas y a las pretendidas profanación e incendio de la Ermita. 

    Tuvo lugar, según las Actas, un nuevo PLENO EXTRAORDINARIO EL 16 DE JUNIO, sin que en el mismo se tratara nada reseñable para la cuestión que nos ocupa. Conocemos documentalmente la existencia y funcionamiento en nuestro pueblo de las formaciones políticas republicanas (además del Partido Socialista, de cuya Agrupación era Presidente Rafael Mateos Cela), Unión Republicana, que tenía a Francisco Argüello por Presidente, e Izquierda Republicana, que había alcanzado dos concejales en la Gestora Municipal de abril, y cuyo Vicepresidente era Mateo Sanjuán. 

 DÍAS CRUCIALES.-

    Llama la atención el hecho de que aparezca en las Actas de nuestro Ayuntamiento como ORDINARIO el Pleno celebrado el día 19 de julio de 1936, domingo, una vez hay aquí noticia de la sublevación facciosa iniciada la tarde del 17 en Mellilla por el Ejercito de África. Se procede, según consta en la del citado Pleno, al nombramiento de GUARDIAS MUNICIPALES  para garantizar el Orden Público en Jiménez ("que anda un poco revuelto" se añade), y se certifica que “Lo han solicitado 9 individuos conjuntamente pertenecientes a la Juventud Socialista y Agrupación: Ángel Vidal  Pastor, Inspector –Delegado, bajo cuya dirección han de estar los demás y todos a las órdenes del Alcalde; Rafael Mateos Cela; Rafael Mateos Martínez; Tomás Benavente García; Fausto Vidal Pastor; Manuel Murciego Peñín; Salvador de Blas Peñin; Juan Sanjuán Sanjuán; Primitivo Posada Ríos, y Crestencio Gónzález Murciego". Esta peculiar manera adoptó aquí lo que en cumplimiento de las legítimas instrucciones transmitidas a los Ayuntamientos desde el legítimo Gobierno vía Gobernadores Civiles fue en tantos lugares Comité de Orden Público o de Defensa de la República, cumpliendo los legítimos cometidos encomendados de desarmar y detener, en salvaguarda del orden constitucional amenazado, a los más destacados derechistas. En el vecino lugar de La Bañeza, cabecera de la comarca, esta labor la realizó, ayudada por el correspondiente Comité y por la Policia Municipal, la Guardia Civil antes de dirigirse a León el día 20 de julio. 

    Seis de los nueve Guardias Municipales entonces nombrados no sobrevivieron a la represión asesina del otoño, ni tampoco el Concejal que los dirigió ni el Alcalde que a todos ellos mandaba, a pesar de que en nuestro pueblo, según se nos ha testimoniado, su preventiva y legítima labor se limitó a discutir con algún joven Falangista, a retirar una escopeta  a algún otro y a detener y enviar a la Cárcel del Partido de La Bañeza, bajo la legítima custodia de la Guardia Civil, al Jefe de Falange, al Párroco y a su anciano padre, en favor del cual y de su liberación se aboga ante el Alcalde de La Bañeza el día 20 o el 21 desde nuestro Ayuntamiento por los directivos de las formaciones frentepopulares jiminiegas Agrupación Socialista, Izquierda Republicana, y Unión Republicana, con el humanitario añadido de interesarse y rogar por su cómodo regreso al pueblo "en la camioneta". Interesante resultaría sin duda constatar lo que para este periodo de "desmanes rojos" pueda aparecer atribuido a nuestro pueblo en la Causa General que en los años cuarenta instruyó la "peculiar" justicia franquista.

Bodegas de La Bañeza. En la entrada  a la ciudad por la carretera de Benavente.     Entretanto, los efectos de la sublevación se hacían sentir también en La Bañeza, y los acontecimientos también allí se precipitaban: Ante las noticias de la sublevación se había constituido un Comité de Defensa de la República que patrullaba en mantenimiento del orden y que, apoyados por la Guardia Civil y Policía Municipal, procedía a requisar armas y a detener en la Prisión del Partido el día 19  a dos docenas de derechistas sospechosos de apoyar el golpe militar. Esa noche, y sin que ello origine en la ciudad incidente alguno, antes al contrario, la normalidad imperante permite celebrar un concurrido baile en la Plaza Mayor animado por la charanga de un circo que a la sazón se encontraba en la ciudad,  hacen alto en La Bañeza grupos de mineros de los que procedentes de Asturias el día anterior se dirigían a Madrid y Sevilla para oponerse al pronunciamiento. Mineros que de  regreso a Asturias  desde Benavente, donde habían conocido de las traiciones de Aranda en Oviedo y Bosch en León, pasan de nuevo el día 20 por la villa desde donde se suman a sus columnas algunos jóvenes bañezanos. Este mismo día la Guardia Civil de La Bañeza y los de otros cinco pueblos limítrofes se trasladan a León, donde se suman a la insurrección ya allí triunfante (no regresarán hasta el 16 de agosto). El 21 por la mañana, para hacer frente a la fuerza y a las Escuadras Falangistas que desde Benavente se dirigían a tomar la población, sus defensores derribaron chopos sobre la calzada de la carretera de Madrid, a la altura de las bodegas de la villa,  y colocaron en la misma dinamita. En la escaramuza y breve resistencia que al medio día aquí se les opuso (la correlación de posibilidades era abrumadora del lado de los alzados) participaron un grupo de jiminiegos, seguramente los  nombrados días antes Guardias Municipales (que ya el mismo día 19 se habían personado en La Bañeza con ocasión de la estancia allí de la columna minera) y algunos más hasta alcanzar una docena, que se sumaron a la defensa de la República con algunas escopetas y que regresaron al pueblo después de la derrota dolidos, cabizbajos y muy preocupados. Creemos que es entonces cuando Primitivo, ayudado por su joven hermana Alicia, retira de la Casa del Pueblo y  fuera del alcance de quienes ya se perfilan claros vencedores el archivo de afiliados y otros comprometedores documentos y los arroja a un pozo, en el campo, que con el paso de los años fue cegado.

    A las cinco de la tarde entran las fuerzas sublevadas en La Bañeza. Toman el Ayuntamiento, liberan a los presos derechistas (los tres de Jiménez entre ellos) que pretenden ya una venganza por el momento apaciguada, y ocupan militarmente la ciudad continuando parte de las tropas hacia Astorga. Esta misma tarde del 21 comienza a llenarse la Prisión del Partido con los nuevos detenidos izquierdistas y republicanos. Desde La Bañeza a partir del día 22 de julio, miércoles, los rebeldes triunfantes, Falangistas, militares y "milicias cívicas" irradian visitas de imposición y limpieza a infinidad de pueblos de la comarca, también al nuestro. Comenzaba la represión.

LA REPRESIÓN NACIONALISTA.-     

      No encontramos en los listados de detenidos en el Depósito Municipal (Prisión del Partido) de La Bañeza entre las fechas 21 de julio y 17 de agosto a nadie reconocido de nuestro pueblo. Si los hubo, tal vez lo fueran en alguno de los otros dos locales de detención de la villa: el Cuartel de la Guardia Civil, y el Cuartel de Falange. Hallamos en una de las primeras listas de personas a detener por haber requisado armas a derechistas (incautación hecha con minuciosa legalidad de anotaciones y recibos, después utilizados por los alzados como guía para la represión) la inscripción "Manuel Gordón de Jiménez indicará a los guardias quienes tienen armas". Por otra parte, es este Falangista hijo del Jefe Local de Falange de nuestro pueblo (pronto movilizado voluntario, y muerto en el frente de Teruel a finales de enero del 38) quien dispone el 26 de julio bajo el auspicio de las nuevas autoridades la composición de la nueva Gestora Municipal, al frente de la cual se impone.

    El resto del verano transcurrió en nuestro pueblo entre el temor y los más negros presagios para muchos de los amenazados por un terror que no tardó en materializarse. Fueron numerosos quienes no dormían en sus casas, y las noches de nuestros campos estuvieron pobladas de sombras amedrentadas, de escondidos que desde "Los Barreros" avizoraban el paso de la fatídica camioneta negra que desde los pueblos transportaba a los desgraciados a La Bañeza, a San Marcos o directamente a alguna cuneta o descampado. El temor se agudizó cuando pasado algún tiempo fueron, a la mitad de agosto, paseados tres vecinos de Destriana en el término local de "La Gándara", y siete más a los quince días en la carretera de aquel lugar a Puebla de Sanabria.....

Juegos de guerra (Niños jugando a fusilar)    Extrapolando a nuestra tierra lo que exhaustivamente ha estudiado el historiador ourensano Julio Prada en su reciente Tesis Doctoral OURENSE 1936-1939.- ALZAMIENTO, GUERRA Y REPRESIÓN, no en vano en los dos lugares se dan idénticas similitudes de ser zonas en las que tempranamente triunfa el golpe militar constituyéndose a continuación en retaguardias, y siendo la represión franquista entre otras muchas cosas planificada y sistemática, además de excesiva y desproporcionada, podemos afirmar que también aquí actuó la represión por oleadas o fases, organizada y dependiente en su jerarquización, también la paralegal de los "paseos", en una línea de mando y responsabilidad que iba de los poderes militares de las Divisiones Orgánicas a los Gobiernos Militares y Civiles y culminaba en los peones de la sangre, en los sucios ejecutores de las "labores de limpieza", Falangistas, Milicias Cívicas y otros. Así, conjurada la posibilidad de fracaso de la insurrección con la urgente eliminación o detención de los opositores activos del primer momento y de quienes podían suponer un riesgo de quebrar los inmediatos planes de los alzados, se imponía ejecutar un posterior y ya más pausado nivel de la masacre, el de acabar con los significados de la denostada República, con los que la habían representado y hecho posible, y abortar en la retaguardia de antemano toda oposición al Nuevo Estado. Dispuestos así estaban todos los elementos de la tragedia que al poco abatiría nuestro pueblo. Era la hora de cobrarse, y con creces, la cuestión de las Parcelas, la del Cristo profanado y el incendio de la Ermita, la de las detenciones de los días de julio, la oposición a los alzados y la defensa activa de la República,... el resto hasta hacer cupo se cubría con izquierdistas significados: directivos de la Agrupacion y de las Juventudes, sindicalistas, agitadores de la Casa del Pueblo...

    Resulta inevitable comparar la extensa represión acaecida en nuestro pueblo con la mínima del vecino Castrocalbón, con similitudes sociológicas pronunciadas pero con tan solo una víctima (David Escudero Martínez, 45 años, maestro, fusilado en León el 14 de marzo del 37). La clave, en tantos otros lugares repetida,  es, según los testimonios, la diferente posición del cura del lugar en uno y otro caso: allí se opuso a ella y la impidió; aquí, por el contrario, la propició en septiembre e incluso en noviembre participó en ella  activamente.

TRAGEDIA EN SEPTIEMBRE.-

    El día 17 o 18 fue detenido Francisco Bolaños Alonso (mi tío en línea materna), afiliado al  Partido Socialista y al Sindicato UGT, y conducido al Cuartel de la Guardia Civil de La Bañeza. Creemos que no fue desde allí sumado a los que dos días más tarde serían apresados de nuestro pueblo. Es muy posible que desde La Bañeza fuera paseado solo o con otros en alguno de los lugares de las zonas de Saludes, Izagre o Maire de Castroponce, o de Pinilla y Nogarejas,  en las que terminaron numerosos desaparecidos desde los lugares de detención de aquella villa.

    El 19 de septiembre, sábado, mi abuelo materno Domitilo González Lobato, 44 años, Concejal por Izquierda Republicana, cartero del pueblo desde los años veinte y alfarero, viudo desde 1934 y con ocho hijos (seis hembras y dos varones) de 19 años el mayor y 5 la más pequeña,  había regresado por la tarde de El Bierzo de cobrar unas ventas de cacharros. Ya oscurecido se presentó en la Plaza un vehículo, camioneta según unos, autobús negro requisado a la Guardia de Asalto según otros, en el que venían un numeroso grupo de personas (diez o doce), algunos falangistas, de Valladolid según su afirmación, y entre ellos dos capataces, uno de un propietario bañezano dueño de un monte situado en la sierra de Casas Viejas, limítrofe con el pueblo, y el otro de la finca del Marqués de Hinojo. Conminan a dos adolescentes a que los guíen a los domicilios de una serie de vecinos cuyos nombres traen anotados. Es así sacado mi abuelo de su casa  por un grupo de hombres armados que le manifiestan, como a todos, que lo llevan a La Bañeza a declarar. Ante el llanto de las más pequeñas de sus hijas, algunos de los captores las amenazan con hacerlas seguir el mismo camino del padre si no callan.

    De idéntica manera van juntando en el vehículo a los restantes escogidos: Miguel Mateos Cela, el Alcalde, socialista de 65 años y quien ya había sido encarcelado en La Bañeza durante ocho días junto con su esposa Lucía y su hija María; su hermano Rafael Mateos Cela, de 56 años, tendero, Presidente de la Agrupación Socialista y Guardia Municipal nombrado el 19 de julio pasado; Francisco de Blas Fernández, de 60 años, socialista y concejal, junto con su hijo Salvador de Blas Peñín, de 24 años, labrador, Presidente de las Juventudes Socialistas y Guardia Municipal en julio; Francisco Martínez Vivas, 49 años, alfarero y concejal por I R; José Estravís Vidal, de 21 años y afiliado a las Juventudes Socialistas (creemos que a él se le adjudicó la pretendida profanación de haber arrojado en abril la efigie del Cristo de la Vera Cruz a un pozo o noria) ; Juan Sanjuán Sanjuán, 22 años, de las Juventudes y Guardia Municipal en julio, quien, como luego veremos, habría sobrevivido al "paseo" o fusilamiento; Ángel Vidal Pastor, de treinta y pocos años, socialista, Concejal e Inspector de la Guardia Municipal nombrada en julio, el cual, ausente de su casa cuando lo buscan y confiado en que nada ha de temer ya que ningún mal ha hecho, observa después desde debajo de un puentecillo ("El Pontón") sobre el reguero que transcurre por la Plaza como son introducidos en el auto sus compañeros, presentándose a los verdugos y acompañando a aquellos en su suerte; Simón Bolaños González, socialista de 51 años, quien es sacado de su casa y obligado a subir al vehiculo entre empujones y gritos de "...sube, Simón, que te vamos a dar las Parcelas..."; Pedro Pastor Blanco, de 40 años, alfarero y socialista, y  Manuel Sanjuán Fernández, de 29 años, alfarero, simpatizante de Izquierda Republicana, quien se escapó de sus guardianes por el camino hacia La Bañeza.

    En una entrevista realizada por el amigo Andrés Sanjuán  en el número de la Revista JAMUZ de junio de 1984 narra Manuel Sanjuán Fernández esta y otras peripecias de la represión a la que él y otros de nuestro pueblo fueron sometidos. En cuanto a su fuga, según testimonios recogidos, más nos inclinamos a pensar que fue facilitada y permitida,  y que se trató de la disposición de quienes organizaron la masacre de que en su caso era suficiente con un buen susto y escarmiento.

    Siempre creímos, según  transmitió el relato oral en nuestro pueblo, que Pablo Martínez Ferrero, natural de La Bañeza y casado con Lupe, de Jiménez, había sido sumado desde La Bañeza a nuestros convecinos compartiendo su destino. Hoy sabemos que no fue así, ya que lo encontramos en el listado del diario falangista leonés PROA del 19-02-37 como pasado por las armas en el Polígono de Tiro de Puente Castro, ayer 18 de febrero, en cumplimiento de sentenciajunto con al menos otros 16 vecinos de La Bañeza. Inhumado con los demás en el Cementerio de León, y juzgado el 10 de diciembre del 36 con ellos y con más hasta 45 en  la capital en Consejo de Guerra colectivo por los sucesos del 18 de julio”  acusados de formar entonces la “milicia roja bañezana. Fue, por el contrario, añadido a nuestros ajusticiados desde la Cárcel de Partido de La Bañeza,  acompañándolos desde allí en su pasión y martirio, el también natural de esta ciudad Valentín Fernández González.

     Se transmitió siempre en nuestro pueblo, del modo clandestino y atemorizado en que se contaban estas cosas, la leyenda de que Juan Sanjuán Sanjuán, conocido como "Quinto", se había salvado escapando  herido solamente del fusilamiento y la muerte que a todos los demás habían dado. Tal leyenda resultaría  cierta según el testimonio de Gabriel González, uno de los hijos del último Alcalde republicano de La Bañeza ("paseado" él y fusilado en febrero del 37 en León su otro hijo Ángel) y quien con otros jóvenes acompañó desde allí el día 20 de julio a los mineros de regreso a Asturias. Gabriel, cuya trayectoria luchadora por la República desde entonces hasta el fin y pérdida de la guerra constituye toda una odisea en la que no faltan peripecias como toda su campaña en los frentes vascos, en Bilbao y Santander,  y asturianos hasta su derrumbe; la escapada a Francia, hasta Burdeos, por mar desde Gijón en buque carbonero; la reentrada por Cataluña para continuar luchando en Teruel, Extremadura, Madrid,..los Campos de Concentración después..., nos manifiesta haber coincidido con Juan Sanjuán en Gijón en el verano de 1937 en unidades republicanas de combate. La narración de lo ocurrido a nuestro convecino y a quienes lo acompañaron en el fusilamiento fue difundido entonces en la prensa asturiana como muestra del terror que los fascistas practicaban en el bando que ellos mismos llamaban Nacional.

    Habría así ocurrido que después de permanecer amarrados con alambres a un enrejado, Juan y sus acompañantes habrían sido fusilados en un cementerio. Él se libraría de morir resultando solo herido y escapando por la tapia del mismo. Sería curado y escondido unos días por pastoras de ganado del lugar de San Adrián del Valle, y más tarde conseguiría llegar a la zona leal asturiana. Según otro menos contrastado testimonio, pero ciertamente verosímil por cuadrar con los de quienes afirman que estuvo Juan pasados los años en nuestro pueblo, habría sobrevivido a la caída del frente asturiano y a la represión que le siguió suplantando la personalidad de uno de los muchos muertos del momento. Con esa nueva identidad habría sido reconocido en Madrid, donde se habría afincado, en los años cincuenta, habiendo vuelto antes a Jiménez en las fechas del fallecimiento de su madre, sin que esté claro si llegó a verla viva. Parece ser que habría huido de aquí entonces con precipitación ante el temor de ser reconocido y denunciado. Ya en los años sesenta, en la época en que tantos mendigos recorrían nuestros pueblos, habría vuelto de nuevo Juan entre nosotros, caracterizado de pobre de pedir y sin que parece que se atreviera a darse a conocer a su familia.

    Hemos intentado obtener, sin hasta el momento conseguirlo, documentos y noticias de la prensa asturiana del momento con los que constatar y apuntalar fehacientemente las versiones que sobre la supervivencia de Juan Sanjuán nos han llegado. En cualquier caso, los testimonios a propósito obtenidos junto con otra serie de diversos datos acumulados abren la posibilidad de formular nuevas hipótesis y conjeturas sobre el destino de los mártires de septiembre de nuestro pueblo y el paradero de sus restos.     

    El día 20, domingo, es apresado y conducido "en coche de punto" al Cuartel de La Bañeza junto con otros vecinos también socialistas (Fausto -había sido Guardia Municipal de los de julio-  y Miguel) Agustín Fernández García, apodado "Zurdo", de 32 años, alfarero y a quien se le adjudicó la autoría del pretendido y supuesto incendio de la Ermita. No pudo por lo tanto acompañar en su martirio a los otros desaparecidos; hoy creemos que sería quien aparece en listados de víctimas bañezanas como José Fernández García, siendo así asesinado en fecha y lugar distintos junto con otros encarcelados en esta ciudad. Regresan al pueblo unos días después quienes con él habían sido detenidos y, apalizados también ellos, cuentan haber visto aún en el Cuartel al apresado el día 18 Francisco Bolaños Alonso, desfigurado por las torturas a que había sido sometido.

    Este mismo día, de amanecida, un grupo de mujeres (entre otras Amalia, la mayor de las hijas de mi abuelo, y Esperanza, embarazada y la mayor también de las hijas de su compañero de militancia Francisco Martínez), esposas, madres, hermanas e hijas de los apresados la noche anterior se dirigen acompañadas por "el Ti Galo", hombre mayor, a León a preguntar en San Marcos, habilitado ya desde el 26 de julio como Cárcel y Campo de concentración, por el paradero de sus seres queridos. Aquí sus preguntas no obtienen respuesta y sus ruegos no son atendidos; se las increpa, por el contrario a que cesen en sus llantos si no quieren correr la misma suerte que sus hombres, los cuales "ya no están allí",  les dicen. Desoladas regresan al pueblo. Sus hijos, maridos, padres y hermanos eran ya, y lo han seguido y siguen siendo, DESAPARECIDOS. De ellas algunas, como Esperanza en el parto de su hijo Delfín, mueren al poco de angustia y desconsuelo. 

MÁS MUERTES EN NOVIEMBRE.-

    Después de los sucesos del 19 de septiembre tres jóvenes jiminiegos, significados militantes de las Juventues Socialistas, los tres Guardias Municipales de los nombrados en julio, y uno de ellos hijo y sobrino de los entonces desaparecidos Alcalde y Presidente de la Agrupación, huyen y se esconden en diferentes lugares: Primitivo Posada Ríos, de 21 años, activo socialista de una familia que lo era por entero y promotor aquí del asociacionismo obrero, en Arrabalde (Zamora) de donde procedían sus padres; Rafael Mateos Martínez, hijo de nuestro último alcalde republicano, de 29 años (el encuadramiento en las Juventudes Socialistas, como en la mayoría los grupos juveniles de las formaciones políticas, se permitía hasta cumplir los treinta),  y  Crestencio González Pérez  ("Cres"), de 19 y Secretario de las Juventudes, en la cercana Sierra de Casas Viejas y en otros de nuestros montes.

La cruz fue a veces espada (o pistola). Clero falangista y subYugante.     Crestencio y Rafael aguantaron  escondidos mes y medio. Sus familiares y otras personas les ayudaban a conjurar el peligro y a burlar el cerco de los implacables cazadores de "rojos", Falangistas, Guardias Civiles y Milicias Cívicas, con señales en los caminos que los alertaban de la posibilidad de acercarse por la noche a sus casas. Las presiones y amenazas arreciaron hasta forzar al padre de Crestencio a colocarles en la noche del domingo 8 de noviembre (sorprende la querencia de los secuaces de la muerte por los sábados y domingos para ejercer su macabro cometido...)  la contraseña cambiada. Cuando, así confiados, arriban a la vecina casa del "Ti Roque", en la que a menudo se venían escondiendo, son apresados por un grupo del que formaban parte al menos dos Falangistas o integrantes de la Guardia Cívica del pueblo. Son llevados desde aquí a Villamañán, en un lugar de cuyo campo aparecen asesinados en la mañana del día siguiente. Hemos escuchado siempre en nuestro pueblo, en voz muy baja, y así se nos ha testimoniado recientemente por contemporáneos de los hechos, haber participado en los asesinatos y tortura (a Crestencio se le llegó a disparar en los testículos) quien era entonces Párroco del pueblo. Los cuerpos de los jóvenes jiminiegos, por muchos años señalado con una cruz de piedras el lugar donde se recogieron, fueron llevados por vecinos a algún lugar de su cementerio,  e inhumados posiblemente extramuros del mismo. 

    Nos sorprende y emociona la cercanía con la que algunos de los mayores de nuestro pueblo con los que hemos hablado, sobrepasadas hoy sus ocho décadas de vida, aún se refieren a sus correligionarios de antaño, "Tivo" y "Cres" especialmente.

    Primitivo, escondido con familiares en Arrabalde, sería allí, en noviembre también y escasas fechas después de ser asesinados sus compañeros, descubierto por una patrulla de Falangistas bañezanos que buscaba a "El Rato", un escondido del lugar y única víctima mortal de la represión en este pueblo, según unos; según otros testimonios habría sido su escondrijo delatado por una carta, violada por quien desde la desaparición en septiembre de mi abuelo se ocupaba en nuestro pueblo de la cartería, que desde el mismo envía a su padre, Andrés "el de la Casa", también socialista, encarcelado en la Prisión del Partido y antes brutalmente torturado en el Cuartel  sin que le arrancaran confesión de donde se encontraba su hijo. Conducido desde Arrabalde a la Cárcel de La Bañeza, en la que según testimonio de la misma se encuentra ya su hermana Alicia, de tan solo10 años, apaleada sin que por ello delatara a socialistas y republicanos del pueblo y coincidente allí en la misma celda con algunas detenidas de La Bañeza ultrajadas entonces y más tarde "paseadas", permanece aquí unas horas. Se le permite despedirse de su hermana y es llevado a Villafer, donde en un montecillo de encinas y en un lugar por el que con los años transcurriría una carretera, habría sido, según lo manifestado por su hermana,  atado y muerto a tiros y después quemado (o quemado vivo y rematado con disparos, el detalle no está clarificado). Quemado de uno u otro modo (solo habrían permanecido enteras sus botas), sería dejado allí con un cartel que señalaba "este era uno de las Juventudes Socialistas" hasta ser enterrados en el mismo lugar sus restos. Alicia es  excarcelada de amanecida en fecha que no recuerda,  por mediación de uno de los Guardias Cívicos bañezanos, regresando a su casa por caminos escondidos.  Su madre, que lo desconoce, casi enloquece cuando no la encuentra en la Prisión al ir a visitarla por la mañana.

LA CUESTIÓN DE LAS LISTAS.-

    De nuevo no nos queda, ante la falta de investigación y noticia cierta sobre lo acontecido en nuestra tierra, sino extrapolar aquí, tratando de hacer luz en nuestra historia, lo ocurrido en otros lugares de parecidas situación y circunstancias. Son estos Ourense, de nuevo, y Ferrol y su comarca, geografías ambas en las que, como en la nuestra, triunfó pronto la sublevación, aplicándose en unas y otras los alzados en una pronta y sistemática represión, allí si investigada con detalle por los historiadores Julio Prada Rodríguez, en el caso de Ourense, y Enrique Barrera Beitia en el de Ferrol y sus aledaños.

    Es muy previsible que en nuestra tierra, como en aquellos lugares, ocupara el vértice de la pirámide represiva el Delegado de Orden Público, y subordinados bajo el mismo los Comités de Depuración, la Guardia Civil y las Milicias de Falange (y otras, antes de la decretada Unificación). Manejarían inicialmente estos Delegados unas listas, redactadas en los meses anteriores al golpe de estado, de personas destacadas política, social y sindicalmente y que debían ser eliminadas. A propósito de tales listados, en el boletín número dos del 6 de junio del 36, de los tres editados por la Falange con el título de "No Importa. Boletín de los Días de Persecución" cuando era clandestina y su jefe estaba desde el 14 del anterior mes de marzo encarcelado, se aconsejaba a sus afiliados la elaboración en todas las provincias de listas negras con nombres, apellidos y domicilios, de los más significados izquierdistas, para distribuir adecuadamente la justicia. El Delegado solía dividir la lista en tres grupos: los llamados presos gubernativos, enviados a la cárcel en espera de una ulterior y definitiva decisión (el frente o un Batallón Disciplinario de Trabajo), los enviados a los Consejos de Guerra (condenados a muerte la mayoría), y los que, no figurando en ninguna de las otras categorías, podían ser paseados. De los avales disponibles, en cuya consecución podían mediar las complejas redes sociales, de vecindad y de parentesco, y expedidos por cierto por autoridades militares, políticas, religiosas y "gentes de orden", podía depender la inclusión en uno u otro grupo.

    Los Comités Depuradores funcionaban por zonas o lugares, integrados por falangistas, y a veces por sacerdotes con capacidad determinante para dar el visto bueno a una lista, o para vetarla. La Guardia Civil facilitaba instrucción militar y encuadramiento a las Milicias, Instrucciones Generales para los Jefes de Casa (informadores de Falange en cada edificio).- Madridsupervisando y participando en los paseos. Del aluvión de camisas nuevas de Falange algunos fueron enviados a los frentes (a los que se fueron, voluntarios, muchos de los camisas viejas) y a otros, los Milicianos, los ocuparon, desde el Servicio de Prevención, en "pacificar" la retaguardia. Al tiempo que espiaban a los vecinos desde el Servicio de Información o custodiaban a los prisioneros, otros se ocupaban de sacar de sus domicilios o de las cárceles a quienes serían paseados, con una metodología según la cual en un concreto lugar operaban las Milicias de otros más o menos alejados, intercambiándose las zonas de actuación para sus macabros fines. Estos arribistas de Falange iban a encargarse de "realizar el trabajo sucio: fusilar", como reconoció haber hecho el histórico falangista Raimundo Fernández Cuesta, y, empujados por su deseo de medrar al socaire de la nueva situación, suministrarían, según aserto de Wenceslao Álvarez Oblanca, el grueso de los represores.

    Como afirma el historiador Luís Lamela, profundo conocedor de la represión que el franquismo ejecutó en Galicia, poco o nada diferente a la desplegada en nuestra tierra: "la represión en la zona llamada nacional fue racionalizada, constante y en gran medida sometida a norma, pero en todo caso rigurosamente controlada desde el poder militar y también desde el poder delegado, el civil o gubernativo (los delegados de orden público o los gobernadores civiles), por medio de la Guardia Civil y de los grupos paramilitares afines, falangistas y guardias cívicos, que seguían para sus actuaciones las "sentencias" dictadas por un tribunal "invisible" reunido en las sedes de aquellas autoridades delegadas o en lugares más o menos públicos en donde se celebraban fúnebres y culpables tertulias".

    De las constantes señaladas algunas se cumplieron inexorablemente, y otras debieron de darse de modo cercanamente similar, en nuestro pueblo: existía aquí antes de la sublevación de julio del 36 un muy reducido núcleo de Falangistas, a cuyo frente estaba el Jefe Local, uno de cuyos hijos, Manuel, también Falangista, eligió pronto destino, como ya se dijo, en el frente, pereciendo en el de Teruel en enero de 1938. Cabe pensar que al igual que, por lo visto, influyeron en su pronta y entusiasta salida hacia el frente los rumores que sobre sus hermanos María y Vicente, estudiantes en colegios religiosos en Madrid cuando se produce el "Alzamiento" y que allí permanecen, sin contacto ni noticias hasta la liberación de la ciudad, llegaban al pueblo y según los cuales habrían sido asesinados, con saña y crueldad, por las "hordas rojas", pudieran los mismos rumores y los sentimientos de revancha que ellos generaran o multiplicaran haber intervenido en el engrosamiento de la represión y de unas listas de cuya elaboración habrían recibido, como la afiliación falangista de otros lugares, la pertinente orden. Por cierto que finalizada la contienda y liberado Madrid, y contra la certeza publicada el 29 de enero de 1938 en el Semanario El Adelanto Bañezano que presentaba a María como Mártir de la Patria, se presentaron sus dos hermanos en el pueblo sanos y salvos y sin haber padecido en Madrid rasguño ni persecución alguna…

    Continuando con las listas, también se dio en nuestro pueblo aquella situación, a la que alude Enrique Barrera, de tener la Iglesia Católica enorme ascendencia moral sobre los militares y las fuerzas políticas que les apoyaban (falangistas y requetés), y poder haberla usado para moderar el impacto de la represión, salvar vidas y ahorrar sufrimientos, y aquí, evidentemente, no solo no lo hizo, sino que, como ya se dijo, su representante, en una desmesurada aplicación de la ley del Talión, habría llegado a participar activamente en ella. No habría sido ajeno en la elaboración del listado que aquí se hiciera, por lo que se nos ha testimoniado, el reparto entre los afines y acólitos del Nuevo Régimen de algunos cargos, como la alcaldía o la cartería, una vez desaparecidos sus anteriores titulares. Debió de ser apetecible la alcaldía entre otras prebendas por la que facilito en los primeros tiempos de la contienda de apropiación por quien la ejercía de diversos productos procedentes de las abundantes cuestaciones y suscripciones patrióticas que para el sostenimiento de los frentes en la retaguardia nacional con frecuencia se imponían. En cuanto a la cartería, llevada en nuestro pueblo desde los años veinte por uno de los paseados integrantes de las listas, mi abuelo materno Domitilo González Lobato, baste decir que, a lo que sabemos, al día siguiente de su desaparición con los demás, el lunes 21 de septiembre de 1936, por la mañana, ya se presenta en el lugar donde del coche de línea de La Bañeza se recogía el correo quien había sido dispuesto se la arrebatara exigiendo la entrega de la saca.

LA OTRA REPRESIÓN1.-

     Además de la cruel, mortal y desmesurada represión narrada,  existió aquí también otra, menos cruenta pero que acompañando a aquella como un ambiente de temor que todo lo impregnaba venía a cumplir la función de atajar y prevenir toda posible disidencia:  A las numerosas y arbitrarias detenciones que a capricho de los nuevos amos se producían de quienes, izquierdistas o republicanos más o menos significados, habían hasta el momento escapado de la muerte se sumaban las no menos abundantes y arbitrarias multas que muchas veces las acompañaban. Quienes estaban marcados por sus trayectorias anteriores con la etiqueta globalizante y devaluadora de sus vidas de "rojos" debieron de adjurar o prescindir de su ideología, tan peligrosa para ellos y los suyos, y sobrevivir como podían; algún convecino hubo, de los detenidos y maltratados en septiembre, que escondió su carné del Partido Socialista y de la UGT bajo una teja y no lo mostró más hasta ofrecérselo a nuestro primer Alcalde socialista de la recién recuperada  democracia; todo un acto simbólico de que a pesar de todo se había resistido.

    La imposición de multas se cebó especialmente en nuestro pueblo en quienes habían tenido un pasado socialista. A ellos se atribuyó el pretendido y supuesto conato de incendio de la Ermita, y con las multas durante un largo tiempo impuestas, y con los trabajos personales y obligados de algunos de ellos se la reconstruyó (...no sin cierta ironía y humor alguno nos ha dicho ser hoy La Ermita -lo poco que de ella queda- más suya que de los restantes convecinos: la pagaron y la rehicieron). También fueron obligadas a pintarla algunas muchachas del pueblo en castigo y expiación de su amistad,  y noviazgo en algún caso, con algunos de  los jóvenes socialistas que en septiembre y noviembre habían sido asesinados.

Mujeres republicanas rapadas en Oropesa (Toledo)    Para los familiares de los desaparecidos, las esposas, los padres, los hijos, los hermanos, continuar viviendo y salir adelante no fue fácil. Todo se les negó: llorar públicamente por sus muertos, el consuelo del reconocimiento, las balsámicas y sociales tradiciones funerarias, la certeza de saber como murieron e incluso la  de su muerte, un lugar donde depositar una oración y una flor..; hubieron de rumiar sus penas en medio del rechazo y del silencio, cuando no de la burla y del denigrante "...algo habrían hecho", conviviendo obligadamente y cruzándose a menudo sino con los verdugos directos de sus seres queridos, si con quienes habían urdido su martirio o lo habían aplaudido.  Si bien aquí, al contrario que en cercanos lugares como La Bañeza, no se culminaron las masacres de los hombres prodigando según el extendido uso de las valientes Falanges los rapados al cero y el aceite de ricino a sus mujeres allegadas (como si se hubiera dado un tácito entendimiento de que era aquí suficiente la barbarie cometida), si abundó la postergación y el desprecio. Especialmente las jóvenes hijas de "los rojos" fueron vejadas y acosadas por los cachorros de los acomodados y de los complacidos con el nuevo régimen, por los vástagos de las buenas gentes de misa y comunión, hasta el punto de no poder gozar con las demás muchachas del modesto y único asueto pueblerino de pasear calle arriba y calle abajo las tardes de domingo.

    Muy duro y complicado resultó salir en esas condiciones adelante en un tiempo y lugar en que, entre la represión y la miseria, difícil era ya la vida para todos, para casi todos. Algunas familias, antes bien desenvueltas, para sobrevivir tuvieron que ejercer la mendicidad, incluso los chiquillos, por los pueblos del contorno. Contra "los rojos" todo era impunidad y todo abuso era permitido y alentado, a veces desde ramas de las propias familias que utilizaron en propio provecho su desamparo. De el y de la necesidad se valió a veces el  régimen para enmascarar los asesinatos de su origen; se coaccionó a familiares de los desaparecidos a suscribir y firmar como natural la muerte de los suyos, a veces a cambio de librar a alguno de los hijos del Servicio Militar y de la guerra; algunos accedieron, ¡qué remedio!; a otros la situación o la rabia aun les dio para oponerse y al entrar en quintas ir al frente, obligados a combatir por quienes habían destrozado sus familias, y en la primera línea de los frentes, donde, considerados desafectos y vigilados, eran situados como carne de cañón y para preservar las vidas de los afines.

    Hubieron de vivir como apestados. Privados de quienes eran soportes de sus familias, les retiraron también muchos su amistad y el apoyo que los señalaba y comprometía  hasta poner también sus vidas y haciendas en peligro (...en el caso de mi abuelo, dejaron de visitar su casa y no se interesaron por sus huérfanos ni siquiera algunos "notables" y pudientes del pueblo que hasta entonces habitualmente habían frecuentado y hecho tertulia en su obrador de alfarero..). Dificultades todas y sinfín que no habían aún cesado ya en los años cincuenta cuando se obstaculizó desde el poder civil y el eclesiástico (uña y carne en aquel régimen nacionalcatólico) el sepelio, según el ritual protestante, de una de las viudas de los asesinados, o en los sesenta cuando por el estamento militar y  por ser "hijo de rojo" se ponían trabas a la emigración de uno de sus descendientes.

    Funcionaba, no obstante y a pesar de todo, o por ello, la solidaridad y el aprecio entre las tantas y comunes víctimas de la extensa represión allí y en toda la comarca desatada. Tardé  años en saber porqué mi madre nos compraba el poco calzado que se podía permitir comprar, siempre, en el comercio de "Las Menas" de La Bañeza: ellas también eran perdedoras y vencidas; también a ellas les habían "paseado" a una hermana.

 Campo de Concentración de Valencia de don Juan, en 1939.   Se da en las víctimas de nuestro pueblo una particular situación: la de su condición de desaparecidos, con el añadido plus de tragedia que ello comporta en cuanto al desequilibrio vital y psíquico que representa el aplazado y suspendido duelo por sus deudos, la ausencia y privación de mecanismos y de ritos de aceptación de la traumática, repentina y violenta pérdida del ser querido, la angustia arrastrada y la incertidumbre de su fin y de su paradero...  Siempre recuerdo, a propósito de desapariciones y ocurran estas donde ocurran, las ocasiones en que más de 40 años después de desaparecido mi abuelo, acompañando a mi madre en La Bañeza en alguna aglomeración, una feria o un mercado, se sobresaltaba de repente cuando atisbaba a alguien que por su edad y físico le parecía que pudiera ser su padre; aunque la cabeza le había dicho hacía tiempo que había sido muerto, ante la incerteza, su corazón se aferraba aún a la imposible esperanza de que algo pudiera haber ocurrido que le hubiera salvado, de que pudiera, aún, estar vivo y volver. Donde hubo o hay un desaparecido queda, en tanto que lo sea, un familiar anclado para siempre a la espera de su regreso.  

LA "SANTA MISIÓN" DE 19472.- 

    Durante muchos años llamó con gran curiosidad mi atención la enorme cruz negra que lucía (aún lucirá) colgada en una de las paredes interiores de la iglesia de nuestro pueblo, y la inscripción que en ella se contenía: "Santa Misión - 1947". Veía la cruz, en aquellas misas a las que asistíamos obligados por la presión social, desde la zona del Coro destinada a los muchachos, distinta y separada por cierto de las propias de los hombres, los niños, las niñas, las muchachas y las mujeres, una separación por edades y sexos que además de darse en aquel régimen nacionalcatólico en la enseñanza y en la escuela, se imponía también en la Casa del Señor.

    Aquella cruz era y es la prueba de que nuestro pueblo no se sustrajo a lo que fue concebido en la inmediata posguerra como instrumento y medio para recristianizar un país alejado años atrás de la religión: las Misiones Populares. Concebidas para lograr la redención de la sociedad y el regreso de todos los españoles a la esencia católica de la nación, tomaron posiblemente por modelo aquellas otras Misiones Pedagógicas y culturales del Ministerio de Instrucción de la República, pero sembrando y difundiendo ahora la necesidad del castigo y la represión por los desórdenes y las culpas contraídas en aquel periodo aconfesional en el que se había legislado sobre educación laica, congregaciones religiosas (recortando sus influencias), divorcio y matrimonio civil, se había disuelto la Compañía de Jesús, y secularizado los cementerios.El mismo clero participaba, antes, mientras y después, en la sangrienta represión.

    Giraban los actos religiosos y las predicaciones de los sagrados oradores que conformaban el evangelizador evento en torno a los conceptos de pecado, infierno y muerte, y pretendían o representaban la vuelta a la religión por medio de actos litúrgicos y masivas confesiones y comuniones, (conocimos todavía mediados ya los años sesenta la imposición establecida de confesar y comulgar en los días de la Semana Santa para ello dispuestos, en los que un equipo de sacerdotes ayudaba al del pueblo a atender a la ingente cantidad de obligados penitentes) escenificando la salvación mediante apoteósicos acontecimientos finales, a la vez que se ocupaban de justificar con las "enseñanzas" vertidas la pasada sublevación y afianzar al régimen, pues no en vano correspondía la Iglesia con su adhesión inquebrantable a las concesiones y el privilegiado trata que acuerdos como los firmados en 1941 le dispensaban.  

    Se aprovechaba también la favorable ocasión que la Misión recatolizadora brindaba para redimir y reconducir al cristiano redil a quienes en el periodo republicano habían cometido desviaciones tales como haberse unido sin contraer matrimonio canónico o de ningún tipo, o no haber sido bautizados; unos y otros eran así "puestos al día" en lo religioso y uniformizados ideológicamente, en un sistema, el del Nuevo Estado, que propugnaba la mentalidad única y no admitía discrepancia alguna de sus postulados. La catolicidad autoritaria hubo de ser así sumisamente aceptada por los más (no por todos, y desde luego hubo rechazo y reticencia especialmente en algunas de las víctimas directas o cercanas ocasionadas al alzarse o mantenerse el Nuevo estado), como impuesta que era por un sistema dictatorial.

     Se entiende que fuera o se considerara preciso en nuestro pueblo recristianizar entonces con tales instrumentos a nuestras gentes: continuaba siendo párroco quien, habiendo jugado un destacado papel tanto en la oposición y las trabas a las reformas republicanas como en la represión después desatada, lo era desde 1931 y aún lo sería hasta 1946, y, seguramente, se concluyó que era necesario reconducir al recto camino a tantos y tantas de nuestros vecinos de entonces como habían mostrado antes una evidente deriva contestataria, republicana, laica, liberal o socialista, como atestiguaban la anterior cuantiosa presencia de formaciones políticas de izquierda, la nutrida afiliación que entre los nuestros habían mantenido, y la extensa represión que sobre la misma se había perpetrado, represión, ideológica en este caso, de la que para muchos y muchas formó también parte la obligada aceptación y el sometimiento a aquella Santa Misión de 1947 y todo lo que ella representó. 

LA BÚSQUEDA.-

    Recuerdo haber visto siempre en mi. madre la huella cercana y presente de la tragedia de su vida, de la desaparición de su padre cuando ella contaba 15 años y del trabajo y las dificultades con las que los ocho hermanos, que ya eran huérfanos de madre desde el año 34, hubieron de construir sus vidas de modo tal que ella, mi madre, se vio obligada a empeñar en tal construcción el mayor de los esfuerzos; la hermana mayor, Amalia, se casó, con 19 años, dos después del asesinato del padre, así que, casado también pronto el hermano mayor, Manuel, quedó con 17 años al frente de una casa y una familia, ella y los restantes cinco hermanos, que tuvo que sacar, y que sacó, en tales desfavorables condiciones adelante. Crecí muy pegado al dolor de mi madre por la abrupta e impuesta ausencia de su padre.... Poco pude saber durante muchos años de lo acontecido; aquí, como en todas las víctimas del genocidio franquista, se dio además de otras muchas cosas en torno al ocultar lo ocurrido, un silencio con el que también pretendían proteger a los suyos, protegernos. Te contaban muy poco, muy nebuloso, muy clandestino, y ello acuciaba la curiosidad y el deseo de conocer lo ocurrido. Entre ese deseo y el saber, una barrera infranqueable. Preguntar era doloroso, causaba pena. Tan solo alcancé a discernir que a mi abuelo lo habían fusilado en el 36 "por rojo", con más del pueblo, con muchos; no se sabía cuantos; no se sabía porqué.

Restos de asesinados en fosa común de Piedrafita de Babia (León).-    En el año 1996, en Ourense, conocí que el Padre Silva (el de El Circo y La Ciudad de Los Muchachos, un cura "rojo", por cierto) había "responsado" y bendecido alguna tapia donde habían paseado a dos victimas del franquismo, y comencé a preguntarme: ¿ y en mi pueblo qué?; allí con muchas más víctimas, con seguridad, mi abuelo y los otros...; y empecé a convencerme de que algo habría que hacer, de que era preciso que algo se hiciera. En 1998, liberado de una penosa situación familiar que me había ocupado casi en exclusiva los cuatro años anteriores, puse decidida y seriamente manos a la obra.

    Había que saber cuantos, cuando, donde, porqué, cómo... Siempre nos habían dicho, y era todo lo que nos decían, todo lo que se sabía, que fusilados en el Monte de San Isidro, en León. Y comienzo las indagaciones buscando, en mi desconocimiento e incluso en mi ingenuidad, una fosa, la fosa de los nuestros, entre algunas otras fosas; y encamino mi búsqueda a Sariegos, y descubro pronto (así me lo transmite el historiador leonés Wenceslao Álvarez Oblanca cuando hablo con él por teléfono) que toda nuestra tierra, nuestro León, está plagado de fosas, es una inmensa fosa: en los montes y descampados, en las cunetas, fuera de las tapias de los cementerios... En el amplio entorno del Monte de San Isidro, en sus pueblos, Carbajal de la Legua, Villaquilambre, Cuadros, Garrafe de Torío; en sus Registros y en sus Cementerios, en los que indago, fosas: hasta tres de los primeros días de octubre del 36 descubro ubicadas en el Monte Carbajal...; y multiples defunciones de "hombres desconocidos" en los Registros dando mínima fe de como se vertió la sangre aquel verano y otoño tan sangrientos... Y ninguna anotación o fosa de los que hallo son de los que busco, de los nuestros.

    Pasa el tiempo, sin resultados en la búsqueda, y continuo con la labor iniciada de interesar desde mis publicaciones en torno a la Memoria de los olvidados en la cercana y acogedora Revista JAMUZ en la necesidad de homenajear en nuestro pueblo a nuestros asesinados (también insistiendo en tal necesidad ante los responsables de nuestro Ayuntamiento), y conozco en el verano de 2002  de la existencia de la ARMH, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y me sumo, y ello abre y amplía nuevas perspectivas y posibilidades a mi búsqueda, que prosigue; y me implico en otros objetivos compartidos. Indagamos, también sin resultados, en Villadangos, donde nos llevan atisbos de posibilidades de que allí hubieran podido terminar los días de los nuestros, y no los encontramos, pero hallamos multitudes de otros muertos, de muertos de otros (los muertos asesinados de La Bañeza, los de Destriana, los de tantos otros lugares de nuestra geografía cercana con algunos de cuyos descendientes contactamos),... y más fosas. Hablamos con mayores que nos regalan sus recuerdos y nos ilustran sobre los muchos cadáveres en los caminos de nuestra tierra aquellos tiempos. Y visitamos los Archivos Militares, y escribimos  a otros, e indagamos sobre otras víctimas, sobre otros muertos y desaparecidos, y no encontramos mientras tanto la huella de los nuestros.

 

Ourense, mayo de 2005.

 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mi gratitud por sus aportaciones a:   Porfirio, Mariano, Andrés, Alicia, Sr. Miguel y Sr. Celso.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------  

=================================================================================================     

1.- Además de la represión física ejercida contra los republicanos, legal y paralegal, se dio otra no menos cruel e igualmente extensa, que abarcaba desde las restricciones al deambular para los no afectos al régimen (Salvaconductos) a las expropiaciones y requisas de bienes (sin contrapartida alguna) a entidades y particulares  a través de las a tal efecto creadas Comisiones Provinciales de Incautación de Bienes, pasando por las suspensiones, destituciones y depuraciones de los desafectos, y las multas y sanciones, que en una zona también en todo tiempo de retaguardia como Lugo y su provincia llegan a imponerse no solo a los reacios al Movimiento, sino también a los tibios, "por el escaso y poco afecto" al mismo o "por la mezquindad de las cuotas" de contribución a las obligadas y abundantes suscripciones patrióticas. 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Por lo que se refiere a las expropiaciones y requisas de bienes, un botón de muestra (de final de julio de 2007): el de las incautaciones de dinero que el franquismo realizó:

Embargados por Franco piden la devolución de su dinero

Las incautaciones alcanzan millones de euros

 Miguel Ángel de Lucas

Diagonal

Más de mil familias forman parte de la Asociación de Perjudicados por la Incautación del Gobierno Franquista (APIGF). Reclaman los bienes embargados por el régimen.

De cada comprobante se podría escribir una novela. El 17 de septiembre de 1938, el Gobierno provisional de Franco editaba una orden en el Boletín Oficial del Estado donde se prohibía "tener papel moneda puesto en curso por el enemigo". El dinero republicano debía ingresarse en el Banco de España, donde a cambio se obtendría un comprobante, con sello y número, que serviría más tarde para obtener la misma cantidad en moneda franquista. Hasta la fecha, más de ocho millones y medio de pesetas de la época jamás llegaron a ser devueltas.

Traducido a euros, una peseta de 1939 equivaldría a más de 1,5 euros. El total serían más de 14 millones de euros. Y las familias de los incautados piden la restitución de su patrimonio. Detrás de cada comprobante se encuentra con frecuencia una historia de quiebra familiar, dinero requisado o pequeñas fortunas desaparecidas. Fueron miles las personas que no pudieron canjear el recibo. La causa: los requisitos para devolver el dinero. Con un lenguaje funcionarial, el decreto franquista advertía que el canje sería en función "del espíritu diligente" del solicitante. Además, su trayectoria política debería estar avalada, lo que suponía un eficaz sistema disuasorio para los reclamantes del bando derrotado.

En la actualidad, algo más de mil familias de la APIGF conservan aún el papel amarillento de los recibos. Durante décadas, conservarlo podía suponer más un motivo de riesgo político que de seguro económico. No obstante, su valor no ha prescrito. El documento es válido, y cerca de un millar de personas que componen la asociación reclaman al Gobierno que se devuelva el dinero requisado.

El expolio y las sentencias

En comparación con otros casos, incluso se puede decir que algunos miembros de la APIGF han tenido suerte. Poseen un documento que da cuenta de su propiedad. No es lo usual. Durante los primeros años de guerra, miles de bienes y propiedades de represaliados pasaron a manos del bando franquista directamente por orden judicial. Alberto Lorente, quien ha estudiado el caso de la represión en el Valle del Tiétar, señala un ejemplo en Casillas, un pequeño pueblo de Ávila de apenas 800 habitantes, donde se elaboraron 210 expedientes en los que había que señalar el pasado político y bienes del individuo. "Ese documento tenía que ser avalado por dos personas del orden. Tenían que decir si tenía propiedades, dónde estaban, especificarlas, y el párrafo daba un informe sobre su actitud religiosa", señala Lorente. "Y esto ocurre en todos los pueblos". Según los colectivos de la memoria, uno de los motivos por los que no se anulan las sentencias se relaciona directamente con este expolio.

Emilio Silva, presidente de la ARMH, señala que la Administración teme el "revoltijo patrimonial" que supondría anular los juicios. No obstante, este temor contrasta con la recuperación por parte de los grandes partidos y sindicatos de su patrimonio incautado. E incluso desde la ARMH se apunta que el interés de los partidos por su patrimonio pueda estar contribuyendo también a ralentizar el trámite de la Ley de la Memoria. Mientras, entre la APIGF miran con recelo una ley que consideran ya "bastante descafeinada" y en la que no se dice nada de su situación. De momento, deberán seguir esperando.


La guerra vivida en los pueblos

Alberto Lorente lleva años estudiando la historia oral sobre la Guerra Civil y la represión en varios pueblos de Ávila. Recientemente escribió sobre Casillas, enclavado a mil metros de altura y aislado históricamente, "que quizás se enterase de la guerra tres o cuatro días más tarde", comenta. Para Lorente, "en Casillas se empieza a aplicar lo que se va a empezar a hacer en otros pueblos", con la llegada de escuadrones de la muerte ajenos a los vecinos. En Casillas fueron nueve los fusilados. Una cifra baja en comparación con otras localidades cercanas como Piedralaves, donde por motivos religiosos se quemó a 20 personas. En este tiempo, Lorente ha descubierto "cómo empiezas a entender el por qué de la brutalidad, ves una estrategia de aniquilación planificada". "En cuanto a la perpetuación de ese orden: claro que sigue. Lo hicieron para eso".

 :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

--------------------------------------------------------------------------------------------------------

2.- En la obra "León bajo la dictadura franquista (1936-1951)", procedente de la Tesis Doctoral del historiador de la Universidad de León Javier Rodríguez González, y publicada por dicha Universidad en el año 2001, refiere y documenta el investigador leonés como el franquismo favoreció a la Iglesia de múltiples maneras: eximiendo del servicio militar a los clérigos, recuperando las fiestas religiosas, derogando la legislación republicana sobre el divorcio o la coeducación, imponiendo la obligatoriedad de la religión en la enseñanza y el monopolio de la Iglesia en el sistema educativo, en la depuración de cuyo personal tuvieron los eclesiásticos importancia decisiva, reservando plazas docentes para los miembros de la Iglesia, creando diversos cuerpos de capellanes y asesorías eclesiásticas en Ministerios y Sindicatos, facilitando Haberes y viviendas protegidas a los párrocos y dispensando del pago de contribuciones a los bienes religiosos (aún hoy, contraviniendo la normativa de la UE, no cotiza la Iglesia Católica española por el IVA), tipificando y persiguiendo los delitos contra la religión católica, y legislando sobre censura y libros contrarios a la moral y el dogma y sobre el descanso festivo. En cuanto a la Ley de Descanso Dominical, que represaliaba a los trabajadores que no cumplían con los preceptos de la Iglesia  (recordamos aún, de nuestra infancia en el pueblo allá por los sesenta, las patrullas de la Guardia Civil, a caballo primero y después en bicicleta, por nuestros campos, en verano, multando a los atareados e infelices labradores que, acuciados por la necesidad y para no arriesgar las cosechas, se veían obligados a trabajar incluso los domingos), podía esta, al menos en la Diócesis de Astorga, conceder su permiso para incumplirla a los campesinos "dedicados a las faenas de la recolección, y cuando la necesidad lo exigiere, excepto en las festividades de San Pedro y San Pablo, Santiago, y la Asunción, sin que por ello queden dispensados de la obligación de oír misa los domingos y días de precepto".

La pretensión de la Iglesia de recristianizar a la sociedad española con las Santas Misiones y otros muchos instrumentos conformadores similares, fue ampliamente apoyada desde el nuevo poder, cuyas autoridades civiles castigaban a quienes incumplían las normas de moralidad y buenas costumbres  para ello dispuestas, y legislaban ellas mismas, y sancionaban, sobre blasfemia, baños públicos, bailes, libros, librerías y bibliotecas (el "Índice de Libros Prohibidos" por la Iglesia). Las prohibiciones impuestas por las autoridades provinciales arreciaban en las épocas de fiestas religiosas, y así no se permitían en Semana Santa ningún tipo de espectáculos, salvo los sagrados, y el baile durante toda la Cuaresma.

En diciembre de 1942 se inauguró en León la Rama de Hombres de Acción Católica, a la que se le propuso "la colaboración en las Santas Misiones que se están preparando para la próxima Cuaresma en la capital y pueblos limítrofes". Como medios para extender su ideología y el retorno a la vida cristiana, la Iglesia propagó por los más diversos ámbitos de la geografía leonesa misiones populares, ejercicios espirituales y consagraciones al Sagrado Corazón. Las "Santas Misiones", aunque acontecimientos religiosos, estaban amparadas por las autoridades civiles y militares (que, junto con las eclesiásticas, formaban parte de su Junta de Honor), las cuales obligaban y movilizaban con sus órdenes al pueblo para que asistiera a tales actos, revestidos siempre de gran solemnidad e iniciados con una colecta.

    La Iglesia ejercía y documentaba el control (en las parroquias del episcopado de Astorga, desde mayo de 1943, en el llamado libro "de statu animarum" ) además del número y sexo de quienes incumplían sus preceptos pascuales, de los amancebados o unidos civilmente, de los separados, de los niños sin bautizar, y de quienes eran de dudosa moralidad...extremos estos de utilidad, sin duda, a la hora de sus preceptivos informes para emitir o denegar los vitales y extendidos "avales" de la época (..."avalado sea Dios", se llegó a ironizar entonces..). Pretensión esta de tal exhaustivo control que no nos extraña, habida cuenta que en los mismos tiempos los capellanes de las prisiones de Franco censaban y recontaban el número de almas salvadas para el cielo (el sufrimiento y las penurias de sus cuerpos o los de sus allegados no les importaba) de los "rojos" a cuyas ejecuciones en castigo de sus desviaciones y pecados asistían.... 

 =================================================================================================     

Subir

Volver a Principal