POEMAS DE MEMORIA Y RECONCILIACIÓN

El sol tras las ramas del Olivo de la Memoria y la Reconciliación


TU VOZ LLEGA HASTA EL CIELO

(Rafael Alberti)

Vienes, padre de ríos. Hoy me llegan,

en esta viva soledad sonora,

frente a otros ríos que a la mar navegan,

tus palabras de ayer y las de ahora.

 

Encendidas están, como tus huesos

que la tierra de Francia no calcina.

Cantan, la luz y el corazón ilesos,

y ese canto de amor nos ilumina.

 

De amor, que es guerra contra el duro olvido,

que es guerra a muerte contra el que traiciona,

guerra contra el que piensa que dormido

verá el mar que del alba se corona.

 

Nos cantas con los ojos bien despiertos.

Miras los muros de la patria hundida.

Hay muertos y más muertos y más muertos

en donde tú soñabas con la vida.

 

Como ayer, otros nuevos invasores

pisan los santos lares que vivieras.

Y vagan por los campos tus pastores

como huidos en tierras extranjeras.

 

Islas, puertos marinos, abrigadas,

profundas  y dulcísimas bahías,

veneros hondos, minas soterradas,

los caminos que  tú tanto querías,

hoy todos son caminos militares.

Minas y puertos son para las balas.

Ya las palomas de tus olivares

van heridas de muerte entre las alas.

 

¿Quién la memoria a tanto crimen cierra

y quién el corazón a tanto duelo?

Tendido estás, tendida está en la tierra

tu voz que sin embargo llega al cielo.

 

Diga tu voz el viento, y tu palabra,

 a tantos años de yacer dormido,

nos arme el brazo, la pasión nos abra

y nos devuelva nuestro Edén perdido.

Republicanos españoles en el Campo de Argelés Sur Mer

 

 

HURRA POR TODOS NUESTROS MUERTOS

(León Felipe)

Ahora...

cuando el soldado se afianza bien el casco a la cabeza,

cuando el arzobispo se endereza la mitra,

cuando el retórico saca de nuevo el cartabón para medir su madrigal;

ahora...

cuando el político y el sociólogo,

el filósofo y el artista

viran hacia la derecha porque parece que va a ganar el tirano,

muchos pensarán que acuñar este poema en español es un mal negocio,

una hazaña sin gloria,

un gesto inoportuno y peligroso.

...Si el eco de su voz se debilita, pereceremos...No sé si será peligroso

pero no es inoportuno.

¿Es inoportuna esta canción?

Con estrépitos de músicas vengo,

con cornetas y tambores.

Mis marchas no suenan sólo para los victoriosos

sino para los derrotados y los muertos también.

 

Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.

Pues yo digo que es tan glorioso perderla.

Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan.

¡Hurra por los muertos!

Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre por ellos.

¡Hurra por los que cayeron;

por los barcos que se hundieron en el mar

y por los que perecieron ahogados!

¡Hurra por los generales que perdieron el combate

y por todos los héroes vencidos!

Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes más

grandes de la historia.

 

¿Quién ha dicho que esta no es la hora?

Si, esta es la hora.

Esta es la hora de trasbordar las consignas políticas eternas;

de trasvasar de un cuenco a otro cuenco las genuinas esencias de los pueblos;

con vinos de otras cepas y de otros lagares,

con vinos del norte y del sur...

La mejor hora para brindar por el hombre con canciones de otras

latitudes, trasladadas a nuestro discurso.

Y ¡que alegría cuando sentimos que estos zumos extraños son nuestros también,

que nada le viene áspero ni amargo a nuestro paladar!

¡Que alegría cuando nos damos cuenta de que los pueblos están

tan cerca unos de otros a través de sus poetas!

 

 

 

 

 

SI SUPIERAIS SER HOMBRES

(Blas de Otero)

Definitivamente cantaré para el hombre.

Algún día -después-, alguna noche,

me oirán. Hoy ya - vamos- sin rumbo,

sordos de sed, famélicos de oscuro.

 

Yo os traigo un alba, hermanos. Surto un agua,

eterna no, parada ante la casa.

Salid a ver. Venid, bebed. Dejadme

que os unja de agua y luz, bajo la carne.

 

De golpe, han muerto veintitrés millones

de cuerpos. Sobre Dios saltan de golpe

-sorda, sola, trinchera de la muerte-

con el alma en la mano, entre los dientes

 

el ansia. sin saber por qué mataban;

muerte son, solo muerte. Entre alambradas

de infinito, sin sangre. Son hermanos nuestros.

 

Sólo está el hombre. ¿Es esto lo que os hace

gemir? OH si supieseis que es bastante.

si supieseis bastaros, ensamblaros.

Si supieseis ser hombres, sólo hombres.

 

¿Os da miedo, verdad? Se que es más cómodo

esperar que Otro -¿Quién?- cualquiera, Otro,

os ayude a ser. Soy. Luego es bastante

ser, si procuro ser quien soy. ¡Quién sabe

 

si hay más! En cambio hay menos: sois sentinas

de hipocresía. ¡Oh, sed, salid al día!

No sigáis siendo bestias disfrazadas

de ansia de Dios. con ser hombres os basta.

 

BORREMOS LOS NOMBRES DE LA LISTA NEGRA

(Gloria Fuertes)

Vamos a ver si es cierto que Le amamos,

vamos a mirarnos por dentro un poco.

 

¡Hay cosas colgadas que a el le lastiman,

freguemos el suelo y abramos las puertas!

y salgan las lagartijas y entren las luces.

 

Borremos los nombres de la lista negra,

coloquemos a nuestros enemigos encima de la cómoda,

invitémosles a sopa.

 

Toquemos las flautas de los tontos, de los sencillos,

que dios se encuentre a gusto si baja.

 

 

 

SIEMPRE LAS MISMAS VÍCTIMAS

(Bertolt Brecht)

La guerra que vendrá

no es la primera. Hubo

otras guerras.

 

Al final de la última

hubo vencedores y vencidos.

 

Entre los vencidos, el pueblo llano

pasaba hambre. entre los vencedores

el pueblo llano la pasaba también.

 

Frente de guerra

 

UN CAMINO HACIA LA RECONCILIACIÓN

(Antonio Machado)

Todo pasa y todo queda,

pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo caminos,

caminos sobre la mar.

 

Nunca perseguí la gloria,

ni dejar en la memoria

de los hombres mi canción;

yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles,

como pompas de jabón.

 

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana, volar

bajo el cielo, temblar

súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

 

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

 

Al andar se hace camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

 

Caminante, no hay camino

sino estelas en la mar.

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