SOBRE LA CULTURA Y NUESTRA CASA
José Cabañas González ___________________________________________________________ febrero de 1999.
Tuve ocasión de leer, ya en el número del Verano del 98 de esta Revista, unas consideraciones en ánimo de queja que Andrés aportaba en sus sección "Cosas Nuestras" sobre la Casa de cultura de nuestro pueblo. Unos meses más tarde, en el ejemplar que nos antecede, he vuelto a encontrar, esta vez en el "Editorial" firmado por Valentín, otra desencantada referencia a nuestra Casa de Cultura, y unas páginas más adelante la muy grata noticia de la constitución de la nueva Asociación Cultural Jamuz. Unas y otras cuestiones han traído a mi mente aroma de recuerdos y nostalgia de otros tiempos en que, entre otras cosas, carecíamos también en nuestro pueblo, y anhelábamos tenerla, de una Casa de Cultura.
En los tiempos a los que me refiero, los lejanos años setenta, careciendo, en fin, de multitud de cosas, disponíamos, sin embargo, de mucha ilusión. Fuimos muchos quienes pusimos en común las ilusiones y las voluntades de ampliar y mejorar las perspectivas culturales y vitales de todos en el pueblo, en un proyecto que bien pronto aglutinó y en el que ilusionadamente se implicó toda la juventud de entonces. Así, en el verano de 1975 se constituyó y registró oficialmente la que entonces llamamos Asociación Juvenil Jiminiega, de la que todas y todos los jóvenes del pueblo fuimos socios con carné, siendo, por cierto, bastantes de aquellos los mismos que han continuado, durante años sin Casa de Cultura, y aún hoy continúan trabajando con laudable empeño en una pertinaz lucha desde la primera línea por realizar, mantener, ampliar y mejorar las ilusionadas fantasías de antaño.
Quisiera ser este somero ejercicio de memoria reconocimiento a la impagable labor de todos estos amigos, esforzados animadores socioculturales de vanguardia, a los que citaré aún a riesgo, y que me disculpen, de no recordarlos a todos: Andrés, Porfirio, Vicente, Antonino, Valentín...., y tantos otros y otras que en diversas épocas han "arrimado el hombro" haciendo para todos más rica y grata la vida en nuestro pueblo. Especial recuerdo y gratitud para Lete, Félix y Manolo, este tan tempranamente fallecido, quienes en los primeros tiempos aportaban a la ilusión y la tarea común sus valiosas experiencias desde la emigración y la J.O.C. Procede también reconocer esfuerzos anteriores realizados en nuestro pueblo en parecidos ámbitos por precedentes generaciones, y, así, hay que recordar que a la constitución de nuestra Asociación Juvenil teníamos breve noticia de la anterior existencia en el pueblo de un Teleclub de los promovidos por D. Manuel Fraga, quizás de efímera vida o tal vez ni siquiera oficialmente nacido.
Nos consta también la existencia de otra anterior asociación juvenil o cultural en nuestro pueblo, sin poder precisar la época, (quizá alguien de nuestros mayores pueda hacerlo), puesto que algunos libros y mobiliario de aquella que permanecían en lo que había sido Casa Rectoral fueron entonces aprovechados y utilizados en la nueva Asociación. Considero también obligado el especial reconocimiento al esfuerzo de las generaciones que en nuestro pueblo, sin disponer de Casa de Cultura, mantuvieron viva durante tantos años la tradición y el espíritu de "Las Comedias". No por casualidad uno de los objetivos, de las fantasías, perseguidos entonces por la Asociación Juvenil fue tomar el relevo manteniendo y continuando esa genuina tradición jiminiega. Sin desmerecer a tantos excelentes actores y actrices aficionados convecinos como sin duda ha habido, quisiera personificar el agradecimiento a todos ellos en algunos de los que yo guardo especial memoria : José Bolaños, y Mundo; como recuerdo haber oído de los incontables méritos de obras como "El puñal del godo", "El Cardenal", o "Marianela", quizá las últimas representadas antes de que ya desde la asociación se pusieran en escena, venciendo siempre innumerables dificultades, no siendo desde luego las menores las derivadas de la carencia de local adecuado a la actividad, "La dama del alba", "La camisa", o "Es mi hombre", piezas de las que sin duda tantos guardamos muy gratos recuerdos.
En nuestro pueblo a lo largo de los referidos años, aún sin Casa de Cultura, en torno a la Asociación y al precario Salón Parroquial los esfuerzos e ilusiones de muchos dinamizaron notablemente la vida cultural e incluso la irradiaron a otros lugares de la comarca. Ese humilde local fue así lugar de relación y de juegos, también biblioteca, sala de conferencias y espacio en el que se gestaron actividades como las teatrales, la recuperación de los antaño concurridos bailes de juventud en los salones del pueblo, o la representación del Via-Crucis viviente, arraigado desde los primeros años y hoy tan estrechamente unido al conjunto de nuestras entrañables singularidades. Fue también la Asociación Juvenil crisol en el que cuajó como Agrupación Cultural Jiminiega la candidatura que en las primeras elecciones municipales de la recuperada democracia obtuvo la alcaldía y una amplia mayoría de las concejalías de nuestro Ayuntamiento.
Unos años más tarde, ya en los ochenta, todavía sin Casa de Cultura e inmersos en la precariedad suplida con ilusión y entusiasmo, se trabajó desde una de nuestras escuelas realizando teatro, siendo allí mismo representado, acondicionándola entre la dificultad y la frustración que entonces supuso no poder estrenar la obra en nuestro pueblo por carecer en él de local apropiado, si no después de haberla escenificado, con notable éxito por cierto, para el público de otros lugares de la zona. Es en torno a este periodo cuando los esfuerzos compartidos alumbran también otras iniciativas, como la publicación de esta REVISTA JAMÚZ o la realización de Semanas Culturales, y es el tiempo en que, por fin, se nos construye la tan anhelada Casa de Cultura.
Para algunos resulta especialmente grato constatar como perduran en nuestro pueblo un gran número de actividades culturales iniciadas años atrás, en tiempos tal vez menos propicios por más escasos en medios y disponibilidades, materializándose aún hoy buena parte de aquellas fantasías de entonces, ampliadas y mejoradas en otro sinfín de meritorios quehaceres siempre realizados gracias al tenaz esfuerzo de sus animadores. Esta satisfacción se nos empaña sin embargo un tanto, y no podemos si no sumarnos a la decepción y desencanto de Valentín y a la queja de Andrés, si resultare que nuestra tan deseada Casa de Cultura fuese hoy solamente poco más que otro bar en el pueblo y un ingreso en las arcas municipales, abortándose así toda una rica y variada gama de posibilidades que en el terreno de la dinamización sociocultural en torno a ella se podrían generar. El pesar por la infrautiiización de la Casa de Cultura se nos acrecienta considerando lo extenso y valioso de las actividades allí realizadas aún en esas disminuidas condiciones, y lo que a todos culturalmente rendiría un uso más acorde a la función para la que se supone que fue creada.
Será tal vez preciso recordar que existen en la Casa de Cultura de nuestro pueblo, además del bar, otras dependencias : Biblioteca y Salón de Actos; sería siempre lamentable un escaso uso de estas últimas. Nos parecería imperdonable que toda actividad en la Casa de Cultura se limitara a la del bar. Penoso sería que, siendo también la Casa de cultura factor de relaciones interpersonales y sociales, la actividad del bar disturbara o impidiera las de las restantes dependencias, a las que entendemos que siempre debería supeditarse de no ser factible la simultaneidad de unas y otras actividades, evitando mediante la adecuada insonorización y acondicionamiento del bar la propagación de molestias y ruidos desde el mismo.
Porque los simples bares abundan (..hay quienes opinan que en exceso...) mucho más que los espacios culturales adecuadamente gestionados, entendemos también que, como ya apuntara Valentín, urge en nuestro pueblo un amplio y serio debate sobre la Casa de cultura y su función.
Ourense, Febrero de 1999.
Algunos momentos de la obra de teatro "Es mi hombre", de Carlos Arniches.