Nuestro ViaCrucis Viviente. Un Viaje de Vuelta

Cumplidos este año los 30 desde el inicio de esta actividad cultural en nuestro pueblo, una de las abundantes y diversas que a lo largo del año se prodigan y que nos allegan visitantes y curiosos, puede ser el momento y la ocasión de acercar al conocimiento de quienes tengan la amabilidad de leernos la peculiar manera en que tal acontecimiento se gestó. Peculiar, decimos, ya que una manifestación religiosa como de algún modo es además y también esta, no existente entre nosotros antes de 1976, se generó entonces siguiendo el camino inverso al aceptado como génesis del teatro, al menos en occidente y en nuestra era, emergido de los espacios religiosos (Autos Sacramentales, Misterios, etc...) a los laicos o civiles ya como figuraciones profanas. Nuestro VíaCrucis, como luego desvelaremos, vino a tomar la forma devocional que desde su inicio tuvo, y que conserva, desde la frustración del imposible de representar entonces la excesiva obra laica que se pretendía; es decir, emprendiendo el viaje de vuelta desde el teatro civil a la representación religiosa.

Pero antes de narrar, desde la particular memoria de quien hilvana estas líneas, el evento fundacional que nos ocupa, conviene hacer un alto en el aquí y entonces, en el contexto que lo propició y lo explica: Nos situamos así en el verano de 1975, en el que un grupo de jóvenes inquietos crearon en nuestro pueblo, recogiendo el testigo societario de anteriores generaciones^[1], la Asociación Juvenil Jiminiega, un club legal y estatutariamente constituido y del que prácticamente toda la juventud del momento formó parte. Eran los tiempos de las Asociaciones Políticas (que no Partidos, aún proscritos), sucedáneos con los que el franquismo pretendía perpetuarse y nacidas del circunstancial y "aperturista" Espíritu del 12 de Febrero del 74, ya bastante agotado y desechado al poco por los entusiastas del Bunker más acérrimo y continuista. En el verano de ese mismo año 1974 alguien había que se acercó, en Suiza, a los grupos juveniles de la JOC (Juventud Obrera Cristiana) en torno a la cual ya se movían allí varios jóvenes emigrantes de nuestro pueblo que vendrían a tener singular influencia en la creación de nuestra Asociación Juvenil y en sus actividades. Había quien, residiendo aquellos años, convulsos y ebullentes de actividad cultural, política y asociativa, en Barcelona, pretendía ocasionalmente trasladar aquí un mínimo reflejo de los acelerados cambios que con mayor o menor implicación y cercanía allí contemplaba. Algunos otros y otras, residentes en otros lugares, aportaban también aquí inquietudes y motivaciones similares, lo mismo que varios de quienes residían en el pueblo. De la confluencia de las voluntades y los anhelos de todos, de tantos y tantas, surgió entonces nuestra Asociación.

El Salón Parroquial fue nuestro local social. Sin más medios económicos que los constituidos por las cuotas de los asociados, se acondicionó como mejor se pudo; por mobiliario algunos bancos y las antiguas estanterías y mesa de ping-pong residuos de quienes ya se habían asociado generaciones antes que las nuestras; algunos libros de la misma época y algunos lotes más que desde estamentos oficiales en León nos obsequiaron^[2], y algunos una escena de la obra.

juegos de mesa. Aquel modesto local bullió de actividad todo el verano: se dictaron conferencias, alguna sobre Asociacionismo Político, controlada muy de cerca desde la Alcaldía y desde la Guardia Civil a pesar de impartirla el mismo Secretario del Gobernador (el Régimen aprovechaba su propia y limitada permisividad para tratar de llevarse el agua a su molino…), y se trató de abordar también, en algún coloquio o charla, la educación sexual de la que tan faltos todos y todas a la sazón estábamos, pretensión que fue abortada, alegando invasión de competencias, por quien ostentaba la titularidad del Salón. Se recuperaron los bailes de juventud, en los salones del pueblo y en la Pista de Verano "Los Rosales", ya decaídos en aquellos años en que las discotecas se iban imponiendo; se realizó alguna excursión, y se retomaron el espíritu, la savia, y el viejo genio, durmiente desde hacia más de una década^[3], de los comediantes de nuestro pueblo, escenificando en la navidad de aquel año 1975, en el ya desde algunos años antes clausurado Cine Zurrón, la obra de teatro "La Dama del Alba"^[4], del insigne dramaturgo asturiano, republicano y exiliado, Alejandro Casona, todo ello a la vez que el pequeño local, cuyas paredes adornaban carteles de la España turística y algún otro del vietnamita Ho Chi Min y de la Resistencia chilena, era lugar de reunión, de relación y de juegos, cercano como estaba al bar Taxi, moderno como pocos en el lugar y el momento, pues disponía de mesas bajas, mullidas sillas de skai y jukebox en el que mucho sonaban el "Help" de Tony Ronald y otras melodías de la época, y en el que proseguían las tertulias después que el Salón Parroquial se cerraba, a veces con la revista Cambio 16, entonces frecuentemente prohibida o censurada, como publicación de cabecera.

En noviembre del 75 había muerto el Dictador, y 1976 discurría entre incertidumbre y sobresaltos. También, como los inmediatos años anteriores, desbordado en muchos lugares por una floreciente eclosión de acciones culturales y reivindicativas; así acontecía, desde luego, en Barcelona, donde había quien habitaba desde unos años antes en la Residencia Universitaria de Estudiantes Ramón Llul^[5], un desvencijado caserón provisto de biblioteca muy bien surtida y en el que se venían sucediendo numerosas y variopintas actividades. Entre las revistas disponibles, además de las emblemáticas y combativas "Triunfo" y "Cuadernos para el Dialogo", la dedicada al teatro "Primer Acto", del ya entonces experto José Monleon^[6]. En cuanto a las actividades, además del Cineforum, un clásico de aquellos tiempos, de audiciones musicales, y de variados Seminarios, representaciones teatrales a cargo de algunos de los tantos grupos de Teatro Independiente, comprometido, experimental y contestatario, como entonces existían, y que allí de vez en cuando recalaban ofreciendo sus montajes, a veces clandestinos^[7]. Uno de aquellos meses, en Primer Acto el texto de una obra impactante: "Nacimiento, pasión y muerte de... por ejemplo: tú", la historia común de una generación, llevada al escenario por Jesús Campos García. También por entonces, en aquella destartalada Residencia, el llamativo descubrimiento y la sugerente noticia de una ancestral y peculiar representación que se venía sucediendo desde el siglo XVII en la fecha del Viernes Santo en una cercana población: La Passió d’Esparreguera. ViaCrucis 2004.- (Fotografía de Javier Toral)

ViaCrucis 2004.- (Fotografía de Javier Toral)

Hay ya noticia en 1611 de la teatralización de la Pasión de Cristo, evolucionada de los medievales Misterios, en esta villa que hoy sobrepasa los 20.000 habitantes. Iniciadas en 1860, después de una larga interrupción, las representaciones en local cerrado y durante toda una jornada en dos partes y cuatro actos con acompañamiento de orquesta, órgano y coros, se destina desde 1969 a las mismas el amplio y esplendido teatro para ellas entonces construido^[8]. Desde 1983 es La Passió d’Esparreguera manifestación cultural de interés nacional.

Campos García, prolífico autor teatral nacido en Jaén en 1938 había estrenado en 1975 la obra (en la que también participaba como actor al lado de Ángel de Andrés y del cantaor Enrique Morente) "Nacimiento, pasión y muerte de... por ejemplo: tú", con ambiente de Semana Santa y formas en las que se mezclaban en espacios escénicos no tradicionales ni definidos claves y registros del ritual, del sainete, del realismo mágico, de la comedia, del guiñol, del rock and roll, de la coral…y de cuantos modos y maneras le habían venido a la mano. Tal vanguardista e innovadora obra, comprometida como correspondía a aquel tiempo en sus planteamientos y pretensiones, bien podría resultar apropiada para el elenco teatral del grupo juvenil de nuestro pueblo que había representado meses antes a Casona y que se había autodenominado como GAT, Grupo Aficionado de Teatro, pero también, no desdeñando aventuras experimentales y novedosas en las tablas, Grupo de Acción Teatral.

Ensayando el ViaCrucis de 1876.- (Archivo Andrés Sanjuán)

Tocaba continuar con las actividades de aquella Asociación Juvenil Jiminiega, también las teatrales, y la Semana Santa del 76 estaba cerca. ¿Por qué no programar algo para tal ocasión? Procede barajar alternativas y sopesar viabilidades: la representación de aquella Pasión civil avanzada y contestataria del nosotros de entonces, con su mensaje contra la extendida alienación y sus arriesgadas piruetas formales y complejidades técnicas sobrepasaba con mucho los que eran nuestros muy modestos medios y posibilidades, y así se hizo evidente. Las dificultades eran insalvables; la pretensión resultaba a todas luces y por variados motivos excesiva, así que, como al principio ya se dijo, frustrados por este imposible e impelidos a elegir y decantarse entre lo desmesurado deseable y lo asequible, se miró a Esparreguera y su Passió, y también a la de algunos otros lugares más o menos cercanos, como modelo para armar en aquella lejana Semana Santa nuestro primer Víacrucis Viviente. Aquello, a pesar de los notorios impedimentos, del escaso tiempo y la premura, parecía presentarse más factible…, y a ello se dedicaron los empeños. Se consumaba de este modo en nuestro caso la reversión, la vuelta, desde el espacio laico del teatro (esta vez, por inviable, no pisado) a la escenificación de lo sagrado.

Y se montó, con tantas voluntades y ayudas, con bastante improvisación y mucho apremio, aquella nuestra primera Pasión en vivo: un guión sencillo y apresurado obtenido de los Evangelios y visado por nuestro párroco, quien colaboró en la organización y el desarrollo de la misma en las primeras ediciones de esta actividad; la inestimable ayuda del Colegio COSAMAI de Educación Especial de Astorga^[9] prestándonos cuatro tambores y algunas vestimentas de romanos; unas escasas y muy sencillas lanzas, algunas pocas ropas y telas simulando túnicas, un sencillo y modesto escenario^[10] adornado con las clásicas colchas de nuestra tradición de Comedias; unos pocos ensayos; mucha y diversa colaboración de unos y otras, amplia ilusión y un desmedido entusiasmo. Con estos ingredientes, y de tal manera, dio sus primeros y sencillos pasos nuestro VíaCrucis Viviente. Algunos de los participantes en el primer ViaCrucis 76.- (Archivo A. S.)

Algunos de los participantes en el primer ViaCrucis 76.- (Archivo A. S.)

Algunos años más tarde se ampliaría considerablemente, y al menos en dos ocasiones, el guión, y se iría paulatinamente, y a la vez que la representación se consolidaba y atraía para la ocasión cada vez a más numeroso público comarcano y provincial a nuestro pueblo, contando con mayor, más variada, y mejor dotación de medios y con algunas ayudas dispensadas por nuestro ayuntamiento y por algunas otras entidades. Y así, con el breve paréntesis de unos pocos años en los que no se escenificó, alcanzamos desde aquellos peculiares inicios hasta hoy, 30 años después. La narración que alguien alguna vez, con mayor y más cercano conocimiento de ella, bien pudiera acometer de esta primera treintena de nuestro Víacrucis Viviente, será ya otra historia.

[1] Había existido en nuestro pueblo un efímero TeleClub, de los promovidos por Fraga Iribarne en los años 60, siendo Ministro de Información y Turismo del Régimen. Existió antes al menos otra entidad asociativa juvenil (¿anterior a 1931, siendo párroco D. Emilio?), de la que habían quedado libros y algún mobiliario, luego aprovechado, en la que había sido Casa Rectoral.

[2] Prácticamente todos de la Editorial Doncel, del Movimiento, la misma que entonces editaba los libros de texto de Formación del Espíritu Nacional (FEN), con la Religión y la Gimnasia las llamadas “Tres Marías” asignaturas obligadas en la enseñanza, incluso en la Media y Superior.

[3] Desde la “Marianela” de Benito Pérez Galdós, representada en 1964, no se había vuelto a hacer teatro en nuestro pueblo.

[4] El grupo de teatro que puso en escena aquella obra se llamó GAT, con el doble significado de Grupo Aficionado de Teatro, y Grupo de Acción Teatral. La misma obra “La Dama del Alba” había sido representada poco tiempo antes en Suiza en los grupos culturales de la JOC en los que algunos de nuestros jóvenes emigrantes allí participaban.

[5] Dependía de la Diputación, y se hallaba dentro del histórico complejo de enseñanza conocido como Escola del Treball, que ocupaba toda la manzana del número 187 de la calle Urgell. http://www.escoladeltreball.org/es/s1/index.htm

[6] Fundada en 1957, aún sigue publicándose (va por el número 312). Era y es trimestral, incluyendo cada ejemplar el texto íntegro de una obra inédita y significativa, acompañada de comentarios sobre dicho texto, el autor, y la puesta en escena. http://www.primeracto.com/

[7] Como el grupo Gallo Vallecano con la magnífica obra del poeta León Felipe, entonces aún prohibido, “El Payaso de las Bofetadas”, representada a finales de 1975 en la semiclandestinidad a veces tolerada de aquel momento.

[8] Cuenta con complejos y completos medios técnicos, y, con 1800 plazas de aforo y vestuarios para hasta 600 actores, es uno de los mayores teatros de Cataluña.

[9] La valiosa ayuda de este Colegio ha sido constante a lo largo de las ediciones, aportándonos desinteresadamente también desde las primeras su magnífica banda de tambores y cornetas.

[10] Pronto desdoblado en las siguientes ediciones, para representar varias escenas sucesivas.

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