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"No compares, nosotros éramos unos señores"
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"Me hubiera gustado que mi país diera
a los inmigranteslas oportunidades que otros
países nos dieron a nosotros"____________________________________________________
Jesús Vicente
Tras interpretar a Pepelu en Esta noche cruzamos el Mississipi, el gran público conoció a Carlos Iglesias en el papel de Benito de la serie Manos a la obra. Nominado como actor revelación en los Goyas de 2003 por El caballero Don Quijote, acaba de finalizar el rodaje de Un franco, 14 pesetas, una historia de emigrantes españoles en Suiza basada en su propia experiencia, donde además de interpretar a uno de los protagonistas se estrena como director y guionista.
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¿Cuánto de Benito, hay en Carlos Iglesias? Todos los personajes tienen algo de la personalidad del actor. La sensibilidad y la forma de entender la vida son las herramientas del actor para crear los personajes. En este sentido, Benito tiene que ver con mi percepción de ese país casi desconocido que encontré al volver de Suiza con 12 años, de ciertos tipos que observé, me chocaron y retuve en mi memoria. No sé si tiene mucho de mí pero sí de la España que conocí.*
El triunfo en tu carrera llega con papeles como Benito y Pepelu.Lo peor que te puede ocurrir en este oficio es que el teléfono no suene. En ese sentido, estoy infinitamente agradecido a estos personajes porque gracias a ellos he tenido trabajo. No ha sido el que soñé cuando estudiaba en la Escuela de Arte Dramático, pero la mayoría de mis compañeros están como los dejé hace veinte años, malviviendo con tres funciones aquí y dos bolos allá. Con la Televisión y estos personajes he podido soñar y dedicar cuatro años a este proyecto.
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Con Un franco, 14 pesetas, te estrenas como director y guionista de cine. ¿Cómo surgió el proyecto?Cuando hacía Manos a la obra y empezó a hablarse del problema del aumento de la inmigración en España, me resultó muy chocante la actitud que tomábamos, olvidando que en los sesenta más de 4 millones de españoles tuvieron que emigrar, entre ellos mi familia. A partir de esa reflexión comencé a comentar con amigos la posibilidad de contar mi experiencia y, para estar seguro de que no me engañaban mis recuerdos ni idealizaba aquel momento, dediqué dos veranos a recopilar las historias de los emigrantes españoles e italianos en Suiza. Con todo eso y la experiencia de mis padres y mía diseñé un guión que cuenta el buen trato que recibimos.
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¿Ha sido difícil sacarlo adelante?Sí. El 70 por ciento se rodaba en Suiza, y eso asustaba a cualquier productora. Empezó como proyecto de miniserie para TVE, pero no cuajó y decidimos hacer una película y buscar productora. Han pasado cuatro largos años.
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Es una historia con alma, dice el productor Eduardo Campoy, ¿estás de acuerdo?Sí. Él fue quien me propuso dirigirla. Dijo que la historia le interesaba sólo si la dirigía yo, porque sino la iba a tener que trasmitir a otro y no iba a ser ni de él ni mía. Me dijo que era una historia muy personal y que si me sentía con ánimos y con fuerzas que la dirigiera yo. Al principio me asustó pero después dije ¿por qué no?, vamos a intentarlo.
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¿Y cómo ha sido la experiencia?He sufrido tanto buscando financiación que cuando pude gritar acción fue como volver a nacer. Además, empezamos en Suiza y las localizaciones eran sitios conocidos por mí, incluso rodamos en la casa donde viví con mi familia. Estaba deshabitada en ese momento y la alquilamos una semana. Este tipo de cosas y un equipo maravilloso han hecho que el rodaje fuera muy agradable. En Suiza ha sido extraordinario, el Cantón de Sant Gallen nos ha cedido escuelas, fábricas, trenes de época, y la gente de los pueblos nos ha apoyado mucho, se prestó generosamente a hacer de figuración. La fábrica estaba de vacaciones pero nos dejaron la llave y se la devolvimos a una vecina, también los ferrocarriles suizos nos prestaron gratuitamente un vagón de los años 60, tuvimos muchas facilidades. En España, obviamente, la cosa cambió. Eso sí, no hemos tenido que esforzarnos mucho para localizar el San Blas de los 60, en el pueblo de Fuencarral encontramos viviendas de aquella época con un fondo de chabolas que nos ha permitido ahorrarnos los decorados.
* ¿Es una película con mensaje?Es tremendo, parece que está mal visto, que da vergüenza transmitir alguna idea más allá del divertimento. La idea principal de la película es que hemos sido emigrantes y que el trato que recibimos fue mejor que el que ofrecemos ahora a los inmigrantes. Me hubiera gustado que mi país tuviera cierta sensibilidad y diera a los inmigrantes las oportunidades que otros países nos dieron a nosotros. Me duele especialmente que ni siquiera saludemos a tantos sudamericanos que trabajan en nuestros jardines, y con los cuales no tenemos el handicap del idioma. Es una cosa patética. Vamos de nuevos ricos y es algo que me molesta profundamente.
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¿Cual puede ser la causa de nuestro comportamiento?Lo resume muy bien un refrán español que dice "Ni sirvas a quien sirvió, ni mandes a quien mandó". Nosotros siempre hemos echado pestes del jefe y en cuanto hemos podido pisar a uno más bajito que nosotros lo hemos hecho. En cualquier caso desde que empecé a escribir este guión algo ha cambiado, empezamos a tener conciencia de nuestra necesidad de ellos, empezamos a convivir.
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¿Los protagonistas, Martín (tu padre) y Marcos, eran emigrantes sin papeles?Sí, cogí la historia de mi padre por eso. Hasta 1963 Suiza necesitaba emigrantes para sus fábricas y para la construcción, pero sus leyes prohibían la emigración, con lo cual se hacía el paripé de pasar con cierto dinero por la aduana de tal forma que el policía ya tenía la excusa para dejarte pasar como turista, aunque sabía que no lo eras. Y una vez que estabas en el país era muy fácil colocarte y que al poco tiempo, al contrario de lo que ha ocurrido aquí, la fábrica te arreglaba los papeles. Eso es lo que ocurrió con mi padre y con muchos otros que me contaron su historia.
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¿Y cómo fue su acogida?En todas las entrevistas que hice siempre preguntaba si recibían el mismo sueldo que un suizo por hacer el mismo trabajo y si tenían acceso a la misma vivienda que un suizo en caso de que se lo quisieran permitir. En el cien por cien de los casos me confirmaron que así era. A partir de ahí, pensemos qué cobran o cómo duermen los inmigrantes que trabajan en los campos de Cataluña, Murcia, Huelva, etc. y con los que se lucran muchas empresas. Me duele mucho hablar así pero creo que es muy higiénico que lo hagamos y que reflexionemos sobre lo que fuimos y lo que somos.
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¿Cómo fue la integración de tu familia en Suiza?Muy complicada, porque aprender el idioma era dificilísimo para el 90 por ciento de los que fuimos, más aún al tener la idea de volver a España en un año. Después, al ver lo que se ganaba (12 ó 13 ves más que en España), se iba posponiendo el regreso, pero la voluntad por aprender el idioma seguía siendo nula. Obviamente yo era un crío y aprendí el alemán casi antes que el español, mi padre me cuenta que lloré la primera vez que me llevó al colegio porque no entendía a los demás niños pero que a los tres meses me vino a ver por la ventana y estaba hablando por los codos. Para la mayoría el idioma era un handicap que no les permitía relacionarse con los suizos, no obstante disfrutaron de las ventajas sociales que siempre ha tenido Suiza, educación gratuita, sanidad, etc. Cuando se jubiló mi padre, le llegó antes la jubilación de Suiza, por los seis años trabajados allí, que la española.
* Tu drama no fue emigrar sino regresar al inhóspito barrio periférico de Madrid.Fue tremendo y es parte del argumento de la película. Lo que subrayo es que el drama de esa emigración fue volver a un país casposo y gris como era la España de 1966 con la dictadura de Franco. Las condiciones de la fábrica Pegaso, donde volvió mi padre, no tenían nada que ver con las condiciones que había tenido en Suiza y nuestra nueva casa en San Blas tampoco con la que teníamos allí. Yo añoraba Suiza hasta tal punto que en cuanto gané mi primer dinero y tuve edad para sacarme el pasaporte, me compré un billete de interrail y mi primera parada la hice en Berna. Necesitaba recuperar ese periodo de mi vida.
* ¿Cómo se tomó la decisión de volver a España?Mis padres habían conseguido con mucho esfuerzo el dinero para comprar un piso en España y la gente, que había pasado por lo mismo, les aconsejó que con la edad que yo tenía o bien nos volvíamos ya o me iba a resultar muy difícil la adaptación. Así que decidieron volver. El regreso fue duro, a mi padre le pusieron muchas pegas para volver a entrar en Pegaso y yo me pasé dos años del colegio a casa y de casa al colegio porque estaba horrorizado con las pandillas de San Blas, donde habíamos comprado el piso. Además en el colegio, que costaba una fortuna, los curas me pegaban. En Suiza jamás nadie me había puesto la mano encima.
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¿Qué piensas de los sucesos de Ceuta y Melilla con los sub-saharianos?No sé, no hay una solución fácil. No quiero ser cínico y decir que deberíamos abrir las puertas y que entraran todos. Durante siglos se ha explotado África y lo único que nos salvaba es que no tenían parabólicas para ver como vivíamos. En cuanto han tenido televisiones, a ver quien coño para el hambre. Ya puedes poner verjas. Y cerramos los ojos a la evidencia de que Marruecos los lleve al desierto, pero siempre hay algún periodista que lo cuenta.
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Hay gente que ha sido emigrante y ahora pide restricciones a la inmigración.Sucede también en Suiza, donde las manifestaciones más reacias a aceptar nuevos inmigrantes surgen de italianos y españoles asentados allí durante una o dos generaciones. Es como si no quisieran compartir esa parcela de bienestar que ellos consiguieron. En las entrevistas para preparar el guión, la mayoría de los emigrantes me decía: "no compares, nosotros éramos unos señores". Esto en abstracto no quiere decir nada pero cuando escarbas quiere decir mucho menos porque la mayoría de nuestros emigrantes eran peones sin oficio, y en los países de acogida aumentaron los robos y hubo problemas de adaptación. Eso se ha olvidado porque esa gente tiene ahora tres televisiones y un par de coches.
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Y tú lo recuerdas en la película. El que lo sepa ver verá que el trato que recibimos no tiene nada que ver con lo que ahora estamos oyendo en las noticias. Allí hubo delincuencia por parte de algunos españoles e italianos pero el régimen de libertades no cambió y la mayoría gozamos de una calidad de vida que no teníamos en España, según mi experiencia y la de todos los que me han contado su historia.*
Se estrena en marzo. ¿Te sientes a gusto?Todavía estamos montando y no sabemos. Siempre hay algo que se pierde en ese tránsito, pero creo que, en un 90 por ciento, tengo la película que soñaba, una historia muy sencilla contada con humor. Me gustaría que la viera mucha gente y que creara polémica para ver si entre todos podemos echar una mano para mejorar la relación con los inmigrantes.
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Aseguras sentirte cómodo como director, ¿hay nuevo proyecto?Me han ofrecido dirigir una TV movie con una historia también mía, pero no sé. No me metí en la dirección con ánimo de seguir, únicamente quería contar esta historia y acepté lo que me pidió el productor. No obstante, la experiencia ha sido muy bonita y no descarto otro proyecto. ♦
Fuente: TRIBUNA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Informativo mensual de Comisiones Obreras.
Noviembre de 2005.
En anteriores ocasiones hemos abordado en esta Revista cuestiones relacionadas con nuestro pasado emigrante. No podíamos dejar pasar ahora la oportunidad de recordar, en un pueblo como el nuestro tan vinculado todavía hoy como en el pasado con la emigración a tantos lugares (y entre tantos a Suiza, donde aún tantas de nuestras gentes permanecen), a través de la narración de las vivencias de quien como Carlos Iglesias y al igual que muchos de entre nosotros fue tiempo atrás allí emigrante, la que fue realidad no tan lejana de tantos de nuestros convecinos.
Creemos que se pueden obtener interesantes enseñanzas de las experiencias y reflexiones que este consagrado actor nos ofrece en la entrevista. Con esa finalidad las hemos trasladado y acercado aquí…. Y esperamos con absoluto interés el estreno de su película "Un franco, 14 pesetas", convencidos de que será, a tenor de lo que su autor nos ha desvelado, una muy recomendable, instructiva e interesante película.
José Cabañas González
Ourense, diciembre de 2005.
La película de Carlos Iglesias se estreno comercialmente en torno a los últimos días de abril de 2006. antes había sido presentada en festivales de cine como el de Málaga, en el que cosechó algún importante premio. desde este enlace Un franco 14 pesetas se accede a la pagina oficial del filme.