DOS VISIONES -CONTROVERTIDAS- SOBRE
ASTORGA EN LA SEGUNDA REPÚBLICA
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En El Faro (diario local y regional editado en Astorga, cuya antigüedad se remonta al año 1903)) del 17 de agosto de 2012 se publicaba, firmado por don Luís González Pérez (Alcalde en la primera Corporación democrática de Astorga, de 1979 a 1983), un artículo titulado LAS REVOLUCIONES QUE SUFRIÓ ESPAÑA EN ASTORGA, que aquí reproducimos:
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El periodo convulso que comienza en el año 1934 y que cierra su ciclo de esta etapa de la Historia de España en el año 1975, con la implantación de la Monarquía Constitucional y democrática, es y será objeto durante décadas de estudios rigurosos y otras muchas veces con carácter apasionado.
En la actualidad pocos testigos de tanta solvencia y juicio esclarecido han tenido los aconteceres de aquella época en nuestra ciudad, como don Luís González Pérez gran impulsor de empresas con cobertura nacional; en su vida pública tiene el especial rango de haber sido elegido primer alcalde de la naciente democracia.
Luís González ha elegido las páginas de EL FARO astorgano para plasmar con pulcritud y objetividad el curso de la vida astorgana y que siempre fueron y serán sucesos que no se deberán repetir.
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Luís González Pérez *. (17 de agosto de 2012)
En los primeros días de octubre de 1934, fuimos un grupo de estudiantes desde León a la fiesta de San Froilán en la Virgen del Camino. La tarde festiva de repente se convirtió en duda trágica, porque desde Asturias comunicaban a los miles de romeros asturianos que todos los años acudían, que en el corazón de su tierra unos revolucionarios acababan de levantarse en armas contra el poder constituido, avasallando a su paso personas y haciendas. Los que recibieron la noticia, lleno su corazón de dolor e incertidumbre por lo que podía estar pasando a su familiares, corrieron la noticia, para irse a los autocares y disponer con urgencia el regreso.
Mi grupo se fue juntando también para regresar a León. Si aquella revolución se extendía, era mejor que nos cogiera en el Colegio antes de llegar la noche.
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La revolución asturiana tuvo una relación con Astorga, porque durante los días anteriores la comarca de la Maragatería y Astorga vivieron unas maniobras militares cuya realización promovió el General Cabrera, muy conocido y paisano nuestro.
Para darnos una idea de la importancia que tenían las operaciones, se puede recordar que vinieron a presenciarlas el Presidente de la República, Alcalá Zamora, y otras autoridades nacionales acompañadas de delegados militares de Portugal, México, Alemania, Francia, Italia y Estados Unidos. Dirigiéndolas estuvieron los Generales más importantes del Ejército Español.
El alcalde, señor Carro, se complació en ofrecer el modesto homenaje del Ayuntamiento de Astorga a la cabeza visible de la organización militar española. Hizo extensivo el ofrecimiento a los delegados extranjeros llegados para presenciar el simulacro bélico.
"El pueblo -dice- ha cumplido con su deber prestando gustoso toda clase de auxilios al Ejército, al que lo mismo en la paz que en la guerra lo unen tan vivos sentimientos de solidaridad".
Se dirige a los delegados extranjeros para que sean intérpretes de la conciencia nacional que repudia la guerra, porque es la negación del espíritu humano. Img. 2 >>>>>
Califica de amarga verdad la afirmación de que hay que armarse para sostener la paz, porque el hombre que ha acometido las mas gigantescas empresas no ha sido capaz de matar el morbo del egoísmo, y como la guerra nos acecha en cada encrucijada, es preciso estar prevenido. Insiste en el anhelo de paz que late en lodos los corazones y hace votos por que los individuos, los pueblos y las naciones frenen sus ambiciones.
Parte de las tropas que habían participado en las maniobras fueron trasladas a Asturias para combatir a los revolucionarios que al final fueron detenidos y desarmados, costando tiempo a las fuerzas defensoras de la integridad de España. Los revolucionarios mataron a las personas de orden, principalmente católicos, religiosos y sacerdotes.
En Turón (Asturias) mataron a los hermanos del Colegio La Salle, donde se formaban los hijos de los propios mineros. Y entre los Hermanos, fusilaron al también profesor del Colegio, Hermano Benito de Jesús, que en los cursos 32 / 33, dando clases en el La Salle de Astorga, fue mi profesor. De él guardo unos recuerdos especiales por su extraordinaria capacidad para la enseñanza.
Pero no fueron los únicos mártires que sufrieron la muerte, sino que hubo muchos más en Asturias.
Al mismo tiempo, las fuerzas de orden también tuvieron bastantes bajas al enfrentarse a los revolucionarios. Algunas figuraron en la páginas de "El Pensamiento Astorgano" de aquel tiempo, y por ellas se celebraron funerales concurridísimos en nuestra ciudad de Astorga.
Con esta introducción del año 34, quiero recordar los planes del Frente Popular de intentarlo nuevamente cuando considerasen el momento oportuno en el año 36, promovieron huelgas y protestas callejeras. Ese año hubo además requisas de armas y bombas en locales de sindicatos, que se cerraban por orden gubernativa. También se prepararon milicias, enfrentamientos y toda clase de altercados.
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En Astorga, a los jóvenes de Acción Católica nos insultaban en la calle por llevar en la solapa nuestra insignia.
Me llamó D. Julio Matinot, presidente de la Junta Diocesana de Acción Católica para que le acompañase a ver al alcalde, manifestándole nuestras quejas. Nos dijo que eran unos días difíciles, que tuviésemos paciencia, que no ostentásemos las insignias, que estaba muy preocupado por lo que podía pasar, que daría órdenes a la Casa del Pueblo para que no nos molestasen, nos ofreció su autoridad por si había más quejas, y nos
saludó con afecto.
18 de julio de 1936
Creo que para llegar a julio del 36, había que tener en cuenta la revolución de octubre del 34, cuyo fracaso tuvo consecuencias importantes. Al haber crímenes, desordenes y muertes, tuvo que intervenir la Justicia castigando a los culpables, y en nuestra Patria sucedieron tiempos de rencor y odio, y las heridas no cicatrizaron bien. El Frente Popular quería indultos prematuros y las víctimas exigían justicia.
El Frente Popular no quedó satisfecho y con ocasión y sin ella lanzaba protestas callejeras, huelgas, enfrentamientos y toda clase de altercados. Img. 4 >>>>>
Hubo nuevas elecciones, mítines, choques políticos, enemistades y cualquier motivo era bueno para mirarse mal.
Todas estas circunstancias alteraban la vida cotidiana y las familias humildes y pobres eran las que peor lo pasaban. No siempre había trabajo, se ganaba poco. Las familias eran numerosas, las viviendas difícilmente reunían las condiciones mínimas. La verdad es que aquellas familias lo pasaban muy mal, realmente llevaban una vida de miseria. Y el cabeza de familia daba vueltas en su cabeza y no podemos extrañarnos de lo fácil que lo tenían los partidos y sindicatos de izquierdas para atraerlos con promesas difíciles.
En la tarde del sábado 18 de julio, como preparación para la Bendición de la Bandera de la Juventud Masculina de A.C. de Puerta de Rey del día siguiente, hubo Sabatina, Exposición y Bendición con el Santísimo. El domingo 19, estaba prevista una Misa dialogada a las 8 de la mañana y Misa solemne a las 10 con la Bendición de la Bandera por M. I. Señor Vicario General de la Diócesis.
El presidente había recibido un aviso de presentarse al Alcalde. Al acabar los cultos del sábado fue al Ayuntamiento, y el Alcalde le prohibió los actos del día siguiente en la Casa Social Católica a las 6 de la tarde.
En aquellos días, sábado 18 y domingo 19, por orden del Alcalde fueron detenidas y encarceladas unas 50 personas de derechas.
La misma autoridad del Señor Carro ordenó que el domingo 19 se trasladase al inmediato pueblo de Nistal de la Vega, el agente de policía señor Goy con varios jóvenes de las milicias socialistas armados, con el fin de practicar un registro. Parece ser que se amotinó el vecindario y agredieron al agente Goy. Sonaron varios disparos, a los que contestaron las milicias socialistas, que se vieron obligadas a huir ante la actitud del pueblo.
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En la refriega resultaron muertos el joven astorgano José del Ganso Rodríguez, soltero de 21 años y activo reportero de dichas milicias, y el joven de Nistal Juan Miguélez Fuertes, de 21 años, soltero. Sufrieron graves heridas Manuel y Andrés Vega Mayo y Francisco Alonso Vignao, solteros, y Manuela Cuervo, casada. El lunes se trasladó al cementerio de Astorga el cadáver del joven astorgano José del Ganso Rodríguez.
El mismo día 19 de julio por la tarde llegaron a Astorga dos batallones de mineros asturianos. El primero lo hizo en un tren que paró aquí. Los mineros, armados, estuvieron por las cercanías de la estación y la ciudad. El segundo grupo llegó en autocares descapotables de los Guardias de Asalto, mandados por oficiales del mismo cuerpo, y con armamento y ametralladoras montadas en los autocares.
Los mandos de los mineros fueron a estar con el Señor Carro y se ofrecieron a actuar contra el Ejército, que estaba en el Cuartel de Santocildes. Fue contundente el señor Alcalde, diciéndoles que en Astorga la autoridad era él y que ellos siguiesen a cumplir la orden que traían. La decisión del Sr. Alcalde, en aquellas circunstancias, es impensable lo que pudo evitar para el bien de nuestra ciudad. Esta postura la tuve en cuenta siendo Alcalde pasados los años, para dedicarle una calle. Astorga estaba en deuda con D. Miguel Carro.
La presencia de tantos mineros en la ciudad creó un clima de miedo. Ya< estaba la guerra entre nosotros. Cada uno se refugió en su casa.
Las circunstancias familiares descritas y las ofertas políticas de la calle constituían el caldo de cultivo para el trabajador que vivía sin esperanza. En el verano del 36 los políticos no acertaban a encauzarlo. En las grandes ciudades el enfrentamiento ya se discutía con armas en la mano.
La chusma, empujada por sus jefes, empezó a quemar iglesias, a las que tanto odio tenía. Como si fueran las culpables de todo lo que estaba pasando, ciegos contra todo lo que representaban los templos.
No conformes con las iglesias, siguieron quemando los colegios religiosos y todo lo que representara la religión católica.
El clima era insoportable. Se palpaban el odio, los insultos, la revancha. Con frecuencia, los periódicos publicaban enfrentamientos de milicias socialistas y falangistas que terminaban en muertes.
En Madrid se produjo la muerte del teniente de Asalto Castillo, que mataron a tiros unos encapuchados en la calle. Img. 6 >>>>>>>
Y para rematar estos acontecimientos. en la madrugada del 13 de julio, llegó a la puerta de la casa del Señor Calvo Sotelo una camioneta de los Guardias de Asalto con un oficial y vahos guardias. Lo sacaron de su vivienda por la fuerza, lo condujeron a la camioneta, y allí le dieron un tiro en la nuca. El cadáver lo llevaron al cementerio del Este.
El asesinato del Señor Calvo Sotelo fue la chispa que movilizó al pueblo español. Ya se rumoreaban las decisiones que podían tomar ante tan graves hechos los jefes militares: algún movimiento general y urgente de todos los españoles para instaurar la paz que estaba necesitando España.
Los españoles se asustaron y clamaban porque viniese una autoridad que impusiese paz y justicia.
Se acordaban del Ejército porque creían que sólo él podría imponer la autoridad necesaria para recuperar la vida agradable que tanto necesitábamos. Había que crear trabajo, bienestar, convivencia, tener un medio de vida honrado y que las familias se encontrasen a gusto.
Astorga ocupada militarmente
Obedeciendo órdenes de la superioridad, el 21 de julio a las cuatro de la tarde, fue ocupada militarmente la población Todas las fuerzas de 1a guarnición, de la benemérita y la seguridad toma ron parte en el movimiento, y se incautaron simultáneamente de las oficinas públicas.
Desde el Cuartel de Santocildes, salieron las fuerzas del Regimiento Una Compañía se dirigióa la cárcel, para dar la orden de que quedasen libres las personas de derechas detenidas por orden de la alcaldía. A continuación continuaron por el paseo Blanco Cela y se dirigieron al Ayuntamiento. Otra Compañía se diri-ió desde el Cuartel de Santocildes al centro de la ciudad y se distribuyó por varias calles.
El grupo que llegó a la calle Pío Gullón se encontró con dos personas que les hicieron frente con armas. Las tropas repelieron la amenaza y resultó muerto el obrero Ricardo Vázquez Pérez, casado, panadero, de 46 años. El otro individuo, Modesto Pan Garrido, al parecer segador de Orense, gravemente herido, fue trasladado al Hospital de San Juan , donde falleció. Estas tropas con las que llegaron por la plaza de Santocildes y se situaron en los soportales de la plaza del Ayuntamiento. En el Ayuntamiento se encontraban concentra das las milicias socialistas armadas. En los primeros momentos ofrecieron alguna resistencia a las fuerzas militares, y respondieron con nutrido tiroteo a las reiteradas invitaciones de rendición.
La policía que estaba en la comisaría, en un local de los bajos del Ayuntamiento, avisados de la llegada de las fuerzas militares, salieron y se situaron en las calles traseras, uniéndose a las fuerzas que vinieron por el paseo Blanco de Cela.
En este momento salió de su casa, situada allí mismo, el Comandante retirado Señor Chinchilla, de paisano, con el gorro militar de su graduación de comandante y una pistola en la mano, y se incorporó a las fuerzas militares que rodeaban el Ayuntamiento. Estaban colocadas en todos sus puestos, con una ametralladora entre dos columnas, al lado del estanco de la plaza. El Ejército repelió la agresión tiroteando los huecos de la Casa Consistorial.<<<<< Img. 7
Por los soportales del lado derecho, un Teniente vino con un soldado y se pusieron frente a un ventanuco del edificio municipal, por el que el soldado tiró una bomba de mano, que explotó con un grandísimo ruido. En ese momento, con el susto, los socialistas se rindieron poniendo una toalla blanca en una de las torres del consistorio.
Prontamente aparecieron en la puerta principal el Alcalde, Señor Carro, y el director del Centro de Higiene, Señor Cortés, que, con otras treinta personas, se entregaron a la fuerza asaltante, que los detuvo y trasladó al Cuartel de Santocildes.
Las tropas encontraron en el Ayuntamiento gran cantidad de armas, municiones, bombas y botellas de líquido inflamable que poseían los socialistas.
La resistencia de dichas milicias produjo una sensible desgracia. Uno de los disparos hechos desde el Ayuntamiento atravesó un balcón de la casa del ex Alcalde Don Joaquín Gavela, situada frente a la Casa Consistorial, y mató al niño Gerardito Gavela, que se encontraba detrás de las vidrieras.
El día siguiente de la ocupación militar
Al día siguiente, miércoles, Astorga despertó como un día normal y toda la gente fue a su ocupación habitual, y sus quehaceres diarios. Pero todos pensaban que algo grave había pasado y pronto corrieron las noticias, y con ellas la de la muerte del niño Gerardito Gavela y los otros dos hombres que se enfrentaron a los soldados. Con la diferencia entre la muerte del niño inocente y los que murieron con las armas en la mano.
Interiormente, los ciudadanos se preguntaban qué habría sido de sus familiares que residían fuera de Astorga. ¿Qué había pasado en las demás ciudades? Las autoridades militares establecieron servicios de vigilancia, principalmente en las entradas a la ciudad
Varios grupos militares recorrían pueblos de la comarca y en una de estas salidas la columna llegó a Bembibre, donde estableció contacto con las fuerzas de Ponferrada. En Torre del Bierzo mantuvieron un ligero tiroteo con un grupo de revoltosos, a los que causaron un muerto y varios heridos y pusieron rápidamente en fuga.
A las pocos días, víctima de su actuación al servicio de la patria el joven Aureliano Herrero, resultó herido v traslada- do al Sanatorio de las Cinco Llagas. Después de días dolorosos, entregó su alma a Dios con la tranquilidad de los buenos. Img. 8 >>>>>>>>
El entierro hasta el Cementerio, fue integrado por la totalidad de la ciudad y en sitio destacado una centuria de Falange uniformada y representaciones y cuerpos militares, grupos de falangistas portaban coronas. Delante de las puertas del Cementerio desfilaron ante el féretro todas las fuerzas armadas y la multitud profundamente emocionada. La despedida se hizo con vibrantes vivas a España.
Pasados los primeros días, se constituyó en el Palacio Municipal la nueva comisión gestora de-signada por la comandancia militar de la plaza. La formaban los siguientes señores: D. José Fonseca, D. Miguel Martínez Luengo, D. Claudio González, D. Joaquín García del Otero, D. Bernardo García, D. Constantino Álvarez y D. Eloy García de la Fuente. Se procedió a la elección del Alcalde, y D. José Fonseca se impuso en la votación secreta.
No conozco ciudadanos de aquellos tiempos que recuerden lo sucedido y puedan pensar de distinta forma, complazco a amigos que me han pedido que escriba los acontecimientos que acabo de narrar y que viví muy de cerca, en algunos momentos a metros de distancia de los hechos.
Puede ser que algunas memorias que anteceden, a alguien le hayan contrariado. Yo con todo mi ser les pido perdón y les aseguro que las he escrito tal como las he recordado y comprendo que otras personas las vean de distinta forma. La libertad humana la tenemos que vivir siempre, la mía ya la conocen.
Y de todas formas las he escrito para que que-den siempre vivas y veraces, como las conservo en mi memoria, en la historia de mi ciudad.
*Alcalde
1ª Corporación Democrática
(1979-1983)
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La respuesta al artículo anterior se produjo, en las mismas páginas de El Faro, el pasado 21 de diciembre de 2012, en artículo firmado por don Miguel García Bañales, que también aquí reproducimos.
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Miguel García Bañales. (21 de diciembre de 2012)
Como contestación al artículo de D. Luis González de fecha 17 de agosto de este año, quería decir lo siguiente:
En Astorga no hubo ni revolución en el año 34 ni tampoco en el 36. En la época republicana Astorga era una ciudad dominada por una oligarquía económica, clerical y, muy reciente, militar. En lo social muy religiosa y en lo político, primordialmente, de derechas. Gobernaba la ciudad el alcalde socialista Miguel Carro Verdejo, representando en ese momento a un partido reformista (social democracia), y que mantendrá la ciudad en una calma, poco acorde con los intensos y convulsos momentos: algún incidente, de ambos lados, sí hubo, pero pocos y no graves. En su ausencia seguirá esa conducta el Dr. Ildefonso Cortés Rivas, Director del Centro de Higiene: este incluso será el garante de esa tranquilidad en la ciudad por la victoria del Frente Popular en el año 36. El alcalde Jesús Gallego le reclamará esa función.
En ese tránsito republicano, rápidamente, una parte de la citada oligarquía se mostrará favorable a la involución. Los intentos sucesivos de sublevación, desde mediados de 1931, de dos generales monárquicos, se culminarán con el golpe de Sanjurjo de agosto de 1932. Esos días, en Astorga, la citada oligarquía estará expectante, ya había avisado antes a sus seguidores para que se armaran, incluso en alguna reunión aparecerán párrocos armados: como protagonista de esos días se señalará, veladamente, al comandante Chinchilla, que Vd. cita. Este Golpe fracasó, pero si le dejó claro a la izquierda republicana y a la tradicional que todo lo que fuera avanzar en la problemática social no se permitiría: el camino será la involución progresiva en todo lo que se había alcanzado por la vía democrática.
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Fracasado el Golpe, se llegará a las elecciones del 33 de las que saldrá un gobierno de derechas, inicialmente republicano, lo cual producirá un giro importante en el Partido Socialista que le hará trasformarse en un partido revolucionario, aunque alguna rama de él, la de Besteiro, no estará de acuerdo. La entrada de la derecha tradicional en el Gobierno provocará los aberrantes sucesos de la revolución del 34: de los cuales será responsable, además de otros partidos de izquierdas, el Partido Socialista. En Astorga el comité revolucionario socialista no preparará nada, incluso algún jefe se marchará de Astorga para no participar, pues seguían embebidos en su sentido reformista. Tanto el Alcalde como el Dr. Cortés se mostrarán contrarios a cualquier violencia, aunque varios radicales colocarán unos viejos explosivos en el puente de Valderrey, que no llegaron a explotar, al objeto de impedir el paso de los trenes con las tropas que iban hacia Asturias. Solo se promoverá una huelga, que solo ejecutarán los camareros, como consecuencia de la poca agresividad sindical que propicia la conducta del Alcalde Carro: deteniendo por ello a un solo piquete. Antes del Estado de Guerra se detendrá en Astorga a 30 personas por su pertenencia o afinidad al Partido Socialista. A Carro le cesarán en la alcaldía y días más tarde le “desterrarán”: era funcionario de Correos, le destinarán a Córdoba.
En Astorga no se quemará ninguna Iglesia, pues no existía la más mínima intención de hacerlo, como ya había sucedido en 1931, que por cierto en el resto de España, especialmente en Madrid, ayudaron a apagar los incendios los socialistas.
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La aberrante, también, represión de los sucesos llevó a detenciones injustas, torturas y muertes ilegales: de las cuales serán responsables los partidos de derechas. En Asturias el periodista Sirval denuncia varias de estas muertes, en especial las provocadas por un oficial de la legión. Este, acompañado de otros, lo sacará del calabozo, donde estaba detenido ilegalmente, y lo asesinarán. La condena del oficial fue mínima, lo cual le costará más tarde el procesamiento a dos jueces. En Oviedo, en el Cuartel de Pelayo, hubo por lo menos 50 muertes ilegales, según la causa que se hizo al efecto. En Astorga donde había entre 700 a 1000 presos, según la versión, se denunciaron sobre 200 torturas, de las cuales solo se hicieron una parte mínima de ellas en Astorga, aunque sí se denuncia el hacinamiento y el fallecimiento de dos presos por los disparos, cuando se asomaban por las ventanas, y de dos heridos. La prensa de derechas, de izquierdas en ese momento no había, clamará contra los excesos. El Gobierno no investigó nada: también estas víctimas reclamaban su derecho, como las que Vd. indica, y también produjo mucho rencor. Dice Vd. que los sindicatos y partidos de izquierdas atraían a los obreros con promesas difíciles; en la época republicana se aprobaron: el régimen obligatorio de seguro de obreros, paro forzoso, de actuación sanitaria, además de las mejoras jurídicas, salariales y la regulación en materia laboral agrícola. Todo buscando una mejora de la vida que el intenso paro llevaba a esa miseria que tan bien describe. Si no era a los partidos de izquierda: ¿a quién o qué podían agarrarse? A una derecha que evadía el capital, que llevaba a una mayor pérdida de empleos; a un cierre empresarial para abaratar los costes, o a una ausencia de siembra que llevaba a la miseria a miles de trabajadores. O a esa derecha que cuando gobernó, modificó o no aplicó la legislación, redujo la inversión estatal y fomentó la inversión civil por los bajos salarios que se impusieron: esto también sucedió en Astorga y lo reclamará el Alcalde. La otra alternativa podían ser los sindicatos católicos, también llamados “Sindicatos Socialistas Católicos”, cuyo programa era muy parecido en las reformas a los sindicatos de clase, pero que no utilizaban ningún elemento de presión y sí pedían resignación. La integración de la mujer y la extinción del trabajo infantil, esta se aprobó por las Cortes a finales del siglo XIX, eran, entre otras muchas, aspiraciones importantes y demandadas socialmente, que no se cumplían: ¿no es lógico que la gente se cansara y buscara otras alternativas?
Esta miseria, que llevaba al hambre y a la desesperación, produciría muchas enfermedades y muertes infantiles: estas muertes, desde el punto de vista de la izquierda, tendrán la consideración de bajas propias. Alguno de los médicos que los atendían, no solo lo hacían gratuitamente, sino que también facilitaban los medicamentos e incluso alguno les daba dinero a las familias para que alimentaran a los niños. Este ambiente es el que se encuentra el Dr. Cortés a su llegada a Astorga a principios del 34, procedente de Villafranca, aunque él era de origen extremeño. Políticamente integrado en Izquierda Republica, de cuyo partido será tesorero en Astorga, derivará hacia el Partido Socialista a mediados del 34, seguramente atraído por el Alcalde Carro Verdejo. Su aspiración era un mundo más organizado socialmente que se reclamaba por la opulencia de unos y la miseria de otros. Cortés en su carta de despedida en el Cuartel de Santocildes, horas antes de fusilarlo, dirá: “pobre papá (era militar), él no tiene la culpa, yo soy así”. Es indudable que su compromiso social le arrastró de manera irremediable: era muy honrado y tan generoso que era capaz de quitarse el abrigo y dárselo a un pobre si lo necesitaba. Este ideal le llevará a sacrificar, además de su vida, a su familia: su mujer y sus dos hijas.
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Trascurrirá el tiempo astorgano con la puesta en libertad de los detenidos socialistas y que solo conllevará una multa y/o un arresto para unos cuantos. En la ausencia de Carro parece que Cortés es el que dirige a los socialistas de Astorga y se dedicará preferentemente a atender a los presos y a sus familias: Cortés no antepone nada a su profesión.
Con la victoria del Frente Popular del año 36 y ante el temor de incidentes el alcalde, en funciones, reclamará de Cortés su intervención, por lo que el Gobernador Civil nombrará a este delegado del gobierno en Astorga. Esta victoria conllevará el regreso de Miguel Carro y su toma de posesión de la alcaldía: a este acto asistirán “casi 6000 personas”. Era Carro, 41 años, muy querido en la ciudad y en Maragatería: serio, sensato, muy sincero, honrado, pacífico, pacifista, y escritor. Hizo muchas cosas por la ciudad, pero de la que más se siente orgulloso será de las cantinas escolares que daban de comer a los niños, siempre que fueran a clase: su primer acto público fue comer con los niños. Cortés era un hombre joven (32 años), enérgico, de fuertes convicciones, un líder puro, escritor y dicen un excelente caricaturista. Ambos, siempre juntos, se mantendrán leales al régimen republicano y evitarán el derramamiento de sangre en Astorga.
Esto último es lo que me liga a estos dos magníficos y limpios personajes, pues coincide con el perfil de los que yo estudio: “Generales y Almirantes que fusilaron por ser leales”, aunque es diferente ya que estos eran fundamentalmente de derechas. Conocí el tema por casualidad hace ya ocho años, y enseguida me di cuenta de lo injusto que se fue con Carro, Cortés y los demás. Como Vd. dice que nunca nadie ha rebatido su versión que, por cierto es la versión “oficial” del Pensamiento Astorgano, con algún matiz, es lo que me obliga a contestarle, ya que nadie lo ha hecho. No pueden contradecirle pues a los principales actores los mataron, a otros los encarcelaron y a algunos les pasearon. Las familias no creo que conozcan bien la historia ni que tengan ganas de hacerlo, después de lo que pasaron.
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Volviendo al tema, lo más importante es que la ciudad sigue tranquila y así se llega al 1 de mayo. Ante esta celebración el alcalde ordena la detención de los extremistas de derechas para evitar conflictos, pero a los pocos días se ponen en libertad. Esto se lo permite la Ley de Orden Público (L. O) ya que el país está en Estado de Alarma y en el resto de España algunos falangistas están detenidos por los muy graves sucesos ocurridos.
A mediados de mayo se ponen explosivos en varios edificios religiosos. Uno en los muros del Seminario hacia la cárcel. Otro en el muro que une la muralla con la Iglesia de San Bartolomé, que no afectará al templo. Un intento de robo en San Julián, hoy Fátima, del que dirán que se profanó la iglesia, pero en esa época la iglesia creo que se dedicaba a almacén religioso, incluso había una solicitud para convertirla en una escuela. Y un intento de incendio en la Iglesia de San Pedro de Rectivía, que frustró un sereno. Estos sucesos son achacables en el resto de España a anarquistas, en Astorga “solo aparece uno”, o a represaliados del 34. Como ya vimos antes los socialistas de Astorga siempre fueron muy respetuosos con los templos, y ya en el año 32 detienen a uno, era de influencia monárquica, en Maragatería, que intenta quemar una iglesia: la finalidad es agitar. En esta zona los que incordian en los actos religiosos, comenzada la Guerra, militarán en Falange, siendo de los más agresivos. El 20 de julio se intentará quemar la iglesia de Santa Marta y curiosamente algún socialista acudirá para apagarla. Habitualmente, Cortés paseaba y charlaba con el Obispo por Astorga.
Vamos ahora a los sucesos de julio del 36, pero basado, principalmente, en la causa judicial, en la cual todos los actores principales nos dicen lo que pasó: ya a partir de la muerte de Calvo Sotelo se reúnen en el Ayuntamiento Cortés, este actuará de teniente alcalde, y Carro pues se presume lo que después pasó. El día 18 el Alcalde recibe la orden del Gobernador Civil de defender la República con las armas. Ese día Carro ordena la detención de los falangistas: dirán que para matarlos, pero es falso pues el alcalde requiere al Ejército que ponga una guardia en la cárcel: lo cual no cumplen. Este suceso vendrá provocado, seguramente, por una bomba que le ponen a un miembro de Izquierda Republicana esa noche en su casa. También se acordará en el Ayuntamiento la requisa de armas de particulares y armerías, el objeto es que ningún indeseable, fuera del partido que fuera, las pudiera utilizar. Esta requisa se hace por un policía acompañado de paisanos con orden legal: las armas se guardarán bajo llave en el Ayuntamiento. Con la misma composición se nombrarán patrullas armadas que darán seguridad a la ciudad: alguna se enfrentará a los mineros. Todo dentro de la Ley (L. O.), seguía el Estado de Alarma, y así se actuó en el año 34 como ya hemos visto. Todo esto es lo que le llamará el comandante Chinchilla, presuntamente falangista, revolución: esta es la teoría a la que Vd. se apunta. En Astorga no hubo revolución, pero si habrá terror y exterminio, puro y duro: ¿verdad D. Luís? Comenzó con la mujer de Cortés, era de derechas, y sus hijas (4 y 2 años) pues les pusieron una bomba en el jardín de su casa horas después de detenerlo.
El 19 por la tarde llegan los mineros pidiendo armas, el Alcalde después de hacer unas gestiones infructuosas para que las dé el Cuartel, y ante el intento de tomar este y como consecuencia, probablemente, arrasar la ciudad, les dirá: “¡de mi ciudad respondo yo!”: Carro no entregó ninguna arma. El Comandante Militar, Gallegos, se comprometió con Carro hasta tres veces de que no se sublevaría. Gallegos, muy condecorado en la Guerra, africanista y presuntamente falangista, sitiado en Asturias en los sucesos del 34, si no se hubiera sublevado, seguramente lo hubieran fusilado.
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El día 20 sobre las 12 horas Gallegos recibe la orden de sublevarse y es entonces cuando ordena a la Guardia Civil y a la de Seguridad de que se va a tomar el Ayuntamiento. Sobre las 16 horas sale una compañía del Cuartel al mando del capitán Teruel, legionario y con destinos en la Policía, a la que se incorpora el teniente de la Guardia Civil Marchante, oficial de Regulares, con sus hombres: el alcalde pidió el cese de Marchante esa mañana al Gobernador Civil.
Sobre las 15.30 está solo el Alcalde en el Ayuntamiento, pero se incorporan Belarmino y Cortés, a los que ha llamado: esto lo sabe la policía que los controla continuamente. Teruel forma dos secciones: una al mando de Marchante, que va delante, y otra al mando del teniente Rivera, legionario y presuntamente cesado de la Policía. Entran en Astorga, liberando a los presos, los falangistas, al grito de “viva la República” y Marchante, que en la calle Ancha se encuentra con dos patrullas de paisanos armados, ordena disparar y matan a dos: dicen que Marchante “disparaba a todo lo que se movía”. Se acerca disparando al café Central (casino), era donde se reunían los socialistas, y entra a la plaza de España disparando contra el Ayuntamiento, a la vez entran los falangistas por Pío Gullón. Al Ayuntamiento se incorporan o se refugian ocho más: en total son once y no son de las Juventudes Socialistas ni son 30, como Vd. dice. Del Ayuntamiento disparan contra los que entran en la plaza y cesarán el fuego al ver las tropas del Ejército. Al lanzar Rivera dos granadas, sacaron un trapo blanco por una ventana y se entregaron. Si no lo hubieran hecho utilizarían el cañón que tenían en el jardín al lado de Fátima. Acto seguido leen el Bando de Guerra que finalizaba con un “Viva España Republicana”. El Alcalde dirá que, si Gallegos le hubiera llamado por teléfono, por evitar la violencia, se hubiera entregado.
Dirán que había explosivos en el Ayuntamiento, pero ni Teruel ni Rivera los ven, solo los ve Marchante. Dirán que el herido y el fallecido fueron producidos por los disparos de los que estaban en el Ayuntamiento: lo cual es rotundamente falso. El primero porque no se disparó hacia esa parte. El segundo, ni por la hora de la muerte, ni por el arma que se define, ya que no hay munición en el Ayuntamiento. Suponiendo un error en esto, ni por las armas probables ni por sus efectos ni por su potencia puede haber sido desde el Ayuntamiento: o fue por un arma de “guerra” o un disparo de 10 a 15 metros. Al Alcalde, al objeto de apuntarle la muerte, le pusieron unos cartuchos, acordes al suceso, en el despacho, pero como su figura era tan potente, injuriosamente, se la quisieron colocar a Cortés. El hecho es que judicialmente ni se investigó ni se dejó investigar: Chinchilla, que estaba presente según Vd., dirá que fue “como consecuencia del tiroteo”, sin referencia al Ayuntamiento.
La causa judicial no hay por donde cogerla, incluso creo que mandaron un presidente de tribunal expresamente para condenarlos a muerte. En resumen, dos condenados a muerte, Carro y Cortés; cinco encarcelados, Belarmino, Nicolás, Ricardo, Domingo y Demetrio; tres absueltos Lorenzo (Leoncio), Timoteo y Narciso: los tres murieron, uno en el frente, los dos últimos paseados; el que falta para contar once, Francisco, lo liberó Marchante. Dirá Nicolás, hombre íntegro y respetado, que lo más doloroso fue como los vejaban personas conocidas y estimadas al llevarlos detenidos al Cuartel, sin haber hecho nada. Le mandarán a cumplir la cadena perpetua, junto a otros, a San Cristóbal (Pamplona, se fugó), cárcel húmeda, lúgubre y de muy mala alimentación. Lo normal era volver con tuberculosis u otra grave enfermedad.
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¿Contra quién se alzó D. Luís? Lo del 36 fue un golpe de Estado muy bien preparado y muy bien ejecutado. Lo de Calvo Sotelo, que se declaró fascista, cuyo partido subvencionaba a Falange y dirigía sus “Comandos de Acción”, lo mató Condés, capitán socialista, pero es muy sintomático que Franco que estaba a la espera de algo trascendente, pues el avión llevaba unos días esperando, le dijera a Gil Robles cuando esto sucede:¡”esta es la señal”! Para entenderlo es muy fácil, es como jugar al ajedrez: yo muevo esto, porque sé que vas a hacer esto, por eso mataron a Castillo, teniente socialista. Menos mal que no habló Vd. de Cruzada D. Luís, pues con los sacerdotes que mataron (incluido Bernardo Blanco), las tropas musulmanas que actuaron y los muchos que murieron confesados y comulgados: es un argumento disparatado. De los generales que yo hago: Salcedo muere gritando ¡Viva Cristo Rey!; Azarola muere con los brazos en cruz y un crucifijo en la mano; Escobar era terciario franciscano, es decir dedicaba los fines de semana y su dinero a los pobres. El Gobierno del Frente Popular, estaba formado por republicanos, puso más interés en investigar y reprimir el movimiento comunista, que se preveía (esto nunca existió, hoy no lo discute ningún historiador), que la conspiración militar. El General Jefe de las Fuerzas Africanas el día 17, mientras se sublevaban en Melilla, investigaba un levantamiento de cabos comunistas que resultó, como muchas otras veces, ser falso.
He de reconocerle D. Luís su valentía y generosidad por ponerle una calle al Alcalde Carro, pero, además de lo que Vd. invoca (lo de los mineros), al igual que Cortés evitó el derramamiento de sangre, mantuvo en calma la ciudad (pudo hacer muchas cosas extremas), y por ello murieron: la muerte es el máximo mérito que se puede ofrecer. Creo que la calle debió de ser conjunta de Carro y Cortés. También, debiera de habérsele puesto a Gerardo Gavela, en el caso con la autorización de la familia, que fue víctima inocente de la intolerancia: esta se debió de hacer muchos años antes, en vez de glorificar a políticos y militares sin vinculación con Astorga: hoy la ciudad quedaría muy compensada.
Quién le iba a decir a los hermanos Cansado que fueron actores en el estreno de la obra “Que viene el Regimiento”, que, trascurridos los años, esa voz ¡“Que viene el Regimiento”! les iba a costar a uno la vida (Dámaso) y al otro el exilio (Euquerio).
En fin, a la vista de los hechos: ¡que poca piedad! ¿Verdad D. Luís? Disculpe la controversia. No podía callarme.
Mi reconocimiento afectuoso a “todas las víctimas y a sus familias por un sufrimiento tremendamente injusto”.
Miguel García Bañales
Hemos intercalado en los textos originales de sus respectivos autores las imágenes siguientes:
Img. 1.- En pleno mes de octubre, con las cuencas mineras en ebullición revolucionaria, los leoneses de la capital no dejaron de acudir a la romería de San Froilán en La Virgen del Camino. EXACTA (Ante el espejo).
Img. 2.- La Rondalla o Estudiantina Los Macacos, en las inmediaciones del Palacio Episcopal. Años 30. Tomada de la web "mis cosas. Astorga, años 30".
Img. 3.- Tarjeta Postal. Astorga: (León). Jardín. (1900). Edición y fotos J. Bueno. Fototipia J. ROIG - Barcelona.
Img. 4.- Cartel propagandístico de la España que representaban los nacionales. Debajo de la enseña española, las banderas de los países aliados: Italia, Alemania y Portugal. (Ante el espejo).
Img.5.- Una familia astorgana pasea junto al cuartel de Santocildes, inaugurado precisamente en la década de los años 20 y en el que estuvo acantonado el regimiento de Órdenes Militares número 77. VIDA LEONESA (Ante el espejo).
Img. 6.- Primeros días de la guerra. Voluntarios leoneses saludan, con el brazo extendido al modo fascista, antes de salir para el frente. La foto fue tomada en la carretera de Asturias. (Ante el espejo).
Img. 7.- 7ª Batería de Artillería de Astorga en practicas de tiro real. Astorga, seguramente en 1948. (Todocoleccion.net)
Img. 8.- Tarjeta Postal. Astorga: (León). Casa Consistorial y Plaza Mayor. (1950). Ediciones ARRIBAS - Zaragoza.
Img. 9.- Tarjeta Postal. Astorga: (León). Plaza Mayor. Mercado en la Calle. (1900). Postales ORTIZ – Astorga.
Img. 10.- Carnaval en el jardín de Astorga. 1915. Olga Monteserín sobre el elefante artificial fabricado por Carmen Núñez. Eduardo Monteserín de morito. (Del catálogo de la exposición Demetrio Monteserín /1876 - 1958/. 2005.-
Img.11.- Tarjeta Postal. Astorga: (León). Bailes Regionales. (1910).
Img 12.- Enero de 1934, el alcalde de Astorga, Miguel Carro Verdejo, posa junto a la Junta de Protección de Menores. TIERRAS DE LEÓN (Ante el espejo).
Img 13.- Tarjeta Postal. Astorga: (León). Nº 46. Vista Parcial. (1950). Está tomada desde la torre de la Catedral, es la calle que queda de la misma mano que el Palacio Episcopal, en dirección a la plaza de Santocildes, Ediciones ARRIBAS - Zaragoza
Img. 14.- Mujeres voluntarias de la Juventud Socialista Femenina de Astorga posan ante uno de los comedores infantiles abiertos en la ciudad durante la República. TIERRAS DE LEÓN (Ante el espejo).