---:::---   Actualizado:  11-02-2006   ---:::---

CORRECCIÓN DE ERRATA Y AMPLIACIÓN

 

                    José Cabañas González                                                                        enero de 1999.

 

 

En el número correspondiente al Otoño de 98 los duendes de la composición Informática nos trastocaron unas líneas, al final de la página 33, en el escrito "UN RECUERDO Y UNA PROPUESTA" haciendo así tal vez ininteligible lo allí manifestado. En interés de la correcta comprensión de su sentido, permítasenos repetir aquí el párrafo tal como originariamente fue concebido: "La Iglesia, en fin, que mayoritariamente entonces discriminó entre unas y otras almas, y que recientemente debatía la procedencia de disculparse por esa discriminación de antaño, tendría aquí una estupenda ocasión de realizar ahora, con motivo del homenaje que desde estas líneas se propone, el primer funeral por las almas de aquellos represaliados”

 

el Caudillo bajo pálioTeníamos en cuenta cuando escribíamos lo anterior la entonces reciente noticia del rechazo por el Plenario de la Conferencia Episcopal Española de la propuesta de petición de perdón desde la Iglesia por su mayoritario posicionamiento a favor del bando rebelde durante la Guerra Civil y de los vencedores después. Ciñéndose lo que en nuestro escrito planteábamos al ámbito de nuestro pueblo, no queremos, sin embargo, dejar pasar la ocasión de trascender ese espacio histórico local ahondando someramente en la peculiar relación entre la Iglesia Española y el Régimen Franquista, y ello para rendir estricta justicia a aquélla a la luz de recientes conocimientos añadidos al respecto, procedentes de la obra" LA POLÍTICA DE LA VENGANZA" (Fascismo y Militarismo en la España del Siglo XX) del prestigioso historiador e hispanista Paul Preston, en la cual pone de manifiesto como siendo pronta y extensa su aceptación del Régimen, legitimando y bendiciendo desde la jerarquía la "Cruzada", bien que con excepciones como las de  los  prelados  de  Tarragona  y Vitoria, la aprobación no fue absoluta, yasí, muy tempranamente, en  Agosto  de 1939,  se censura al Primado de España, Cardenal Gomá, usar en su pastoral la palabra "reconciliación" en vez de la oficialmente admitida "recuperación", de muy diferente significado. Poco más tarde, en 1940, de nuevo desde la jerarquía, esta vez en pastoral del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Pedro Segura, se denuncia la actitud pro nazi del régimen franquista. Es obligado señalar aquí como hasta bien entrados los años cincuenta no se lanzaría desde el Partido Comunista de España la por el llamada "política de reconciliación nacional".

 Franco con el clero en Santiago

Se desprende también de los datos aportados por este reconocido especialista en historia española contemporánea, como muchos sacerdotes ya criticaban al régimen desde comienzos de los años cincuenta, como también desde entonces las hermandades de obreros católicos, (Las HOAC y JOC, viveros de posteriores dirigentes democráticos de muy variado signo) formaban parte de la oposición a la dictadura, incrementada después del Concilio Vaticano II como respuesta a las Encíclicas del Papa Juan XXIII, comenzando entonces también la jerarquía a disociarse gradualmente del régimen de Franco, hasta el punto de que ya en 1970 el Obispo de Santander, José María Cirarda, denunciaba las actividades de la policía, y en Septiembre de 1971 una asamblea general de obispos y sacerdotes españoles consideró una declaración de rechazo de la ideología de la Guerra Civil impuesta por la dictadura implorando al pueblo español perdón para el clero por haber fallado en su función de "verdaderos ministros de la reconciliación".*

 

Tan recomendable como la mencionada  obra de Paul Preston nos parece, para  aquellas personas interesadas en el conocimiento de la singular época histórica de nuestra guerra civil y posguerra, la extraordinaria y reciente novela del joven escritor Manuel Rivas "EL LÁPIZ DEL CARPINTERO", ambientada en aquel periodo que fue, sin duda, "escenario límite, metáfora brutal, donde se debatió la humanidad con sus galernas". Siendo este arrebatador escrito resultado de un relato tan verídico como increíble hecho a su autor, se constituye en testimonio de una tragedia curativa, en metáfora  de  todas  las  guerras,  en una lucha contra el olvido que demuestra el poder salvífico del amor. A propósito de la memoria, del conocimiento y contra el olvido, se pregunta el escritor "¿Cómo construir una realidad inteligente sin tener noción de los efectos devastadores que tuvo la amputación histórica resultado de aquella guerra?".

 

Por otra parte, y en estrecha relación con lo tratado, permítasenos acercar aquí una reciente noticia recogida de la prensa nacional y que se refiere a la peculiar celebración en la capital, León, del pasado XX aniversario de nuestra Constitución, mediante una lectura de poemas precisamente en el Hostal San Marcos, y la posterior colocación en las afueras de la ciudad, "en el lugar donde fueron fusilados muchos republicanos durante la guerra civil española de una placa con la inscripción: "Nada queremos que borre el tiempo en nuestros corazones".

 

Ourense, Enero de 1999

 


Nota actualizada.-     (11-02-2006)    de "Una dictadura de cuarenta años", de Julián Casanova, en "Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco". Crítica/Contrastes. 2002.-

 "Si bien es cierto que en esta Primera Asamblea Nacional Conjunta de Obispos y Sacerdotes, celebrada en septiembre de 1971, se presentó tal proyecto de resolución, en el que se pedía "Perdón por que nosotros no supimos a su tiempo ser  verdaderos ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo, dividido por una guerra entre hermanos",  la proposición, sin embargo, no obtuvo los dos tercios suficientes para ser aprobada y figurar en el informe final.

No obstante lo expuesto, y en términos generales, la iglesia católica salió triunfante, feliz y muy beneficiada del intercambio de favores que mantuvo con el régimen político asesino de Franco, levantado sobre las cenizas de la República y la venganza sobre los vencidos en la guerra civil. A la iglesia le gusta recordar lo mucho que perdió y sufrió durante esa guerra y no le gusta nada recordar cómo, durante esa misma guerra y en la todavía más larga posguerra, fue cómplice, y de qué forma, del terror militar y fascista".


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